Es fácil recordar el lema de una de las marcas más populares de bebidas energizantes donde prometen que su consumo “da alas”. Es una frase popular que habla sobre lo que ocurre en el cuerpo con estas bebidas, que dan energía y otorgan un mejor rendimiento físico, según la investigación Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud.
Y es que las bebidas energizantes fueron creadas para darle un “subidón de energía” a las personas que lo necesitan. Por ejemplo, un estudiante que necesita mantenerse alerta y con energía para repasar sus notas para un examen.
Estudios científicos han comprobado que las bebidas energizantes cumplen con éxito la función para lo que fueron creadas. Sin embargo, al ser un cóctel de cafeína y azúcar, no son recomendadas por especialistas en salud como médicos y nutricionistas, pues aparentemente sus propiedades nutritivas son nulas.
Las bebidas energizantes suelen tener componentes como carbohidratos (sacarosa, glucosa), aminoácidos como la taurina, proteínas, vitaminas del completo B (B1, B2, B6, B12), metilxantinas como la cafeína y la teobromina y sustancias derivadas de hierbas como el extracto de guaraná y ginseng.
Las bebidas energéticas aportan entre 27,5 y 60 gramos por cada 250 mililitros y 500 mililitros. Esto equivale a 11-12 cucharadas de azúcar, o a unas 220-240 kilocalorías, por cada envase de 500 mililitros.
En la literatura científica se ha demostrado que tiene posibles riesgos en la salud, principalmente en la población menor de 18 años. Respecto a su consumo, en 2011 la European Food Safety Authority realizó un estudio donde concluyó que el 68 % de los adolescentes, el 30 % de los adultos y el 18 % de los niños, habían consumido alguna bebida energizante.
Otra investigación concluyó que su consumo es mayor en los hombres, con un 68,4 %, más de la mitad que las mujeres. Sin embargo, todas las personas corren el riesgo de tener alguno de los efectos de las bebidas energizantes.
Algunos de los efectos reportados son el insomnio, anomalías cardiovasculares, dolor abdominal, ansiedad, adicción, náuseas, nerviosismo, diabetes, trastornos del comportamiento, alteraciones visuales, convulsiones, depresión y dolor de cabeza.
Los problemas gastrointestinales se derivan por el aumento de la producción de ácido gástrico que causa dispepsia (malestar estomacal), aumento de reflujo gastroesofágico debido a la teobramina y se han reportado casos de náuseas en personas de todas las edades.
Según la compañía Sura, otros efectos que pueden causar las bebidas energizantes son los temblores y aumento de las palpitaciones por la estimulación cerebral. Ataques de pánico por la activación del sistema cardiovascular y dolor torácico.
Aunque las bebidas energizantes pueden producir todo esto, cada persona reacciona diferente a las bebidas. Según la Mayo Clinic, los adultos sin enfermedades subyacentes (por ejemplo, no se recomienda para las personas que tienen la presión alta) suelen tolerar las bebidas energizantes, pero se han reportado casos de deshidratación y problemas para conciliar el sueño.
Otro riesgo es cuando las personas combinan las bebidas energizantes con bebidas alcohólicas, tratando de suprimir los efectos del alcohol y el el cansancio y la fatiga con estas bebidas. Esto causa un mayor riesgo de intoxicación etílica.
Por último, desde Sura se recomienda no superar las dos o tres latas de energizante al día, ateniéndose a los riesgos y los efectos nocivos que pueden traer estas bebidas a la salud.