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Los cinco protagonistas: en la educación todos tenemos un papel.

Por Ricardo Madera Simanca

En la vida, por lo regular, uno habla de lo que sabe, o simplemente, como dice el adagio popular, “cuenta la fiesta conforme le fue”.

Hoy quiero hablar sobre la educación, especialmente ahora que estamos de regreso a clases. En este sector, enfrentamos numerosos retos y desafíos en un sistema que a menudo se ve criticado. Las imágenes que muestran la evolución de la tecnología en comparación con las aulas de clases actuales nos llevan a reflexionar.

En mis experiencias en este campo, he llegado a una conclusión fundamental: el éxito de la educación depende del compromiso de cinco actores principales. En primer lugar, el Estado, a través de sus organismos gubernamentales, desempeña un papel clave. También están los directivos, docentes, personal administrativo y de apoyo. Los padres y acudientes también juegan un papel fundamental. El sector productivo, que constituye el entorno de la institución educativa, también debe involucrarse. Y, por supuesto, no podemos olvidar a los verdaderos protagonistas: los estudiantes.

La educación es un tema recurrente en los discursos políticos y, aunque no quiero señalar o criticar a nadie, esta seguirá siendo una preocupación a largo plazo. La deuda histórica en este sector no se resolverá en períodos de gobierno de cuatro años. Se requiere un compromiso sólido y duradero para abordar esta situación. A menudo, los administradores públicos comienzan desde cero en lugar de construir sobre lo que ya existe, lo cual puede poner en peligro la educación de nuestros niños.

Es fundamental un compromiso genuino que priorice las necesidades y atienda de manera organizada, sin la necesidad de inaugurar obras, sino con la convicción de hacer una contribución real para el futuro.

Los docentes son verdaderos héroes que siembran esperanza en entornos desafiantes. Aunque siempre habrá margen de mejora, no debemos estigmatizarlos a todos. Esta profesión es valiosa y sus representantes merecen reconocimiento.

Todos los miembros de la comunidad educativa, incluyendo al personal de servicios generales, desempeñan un papel importante en el bienestar de los estudiantes. Debemos mostrar empatía hacia ellos, ya que también son seres humanos que enfrentan desafíos y, en muchos casos, dan todo por su trabajo.

Como padres o cuidadores, debemos volver a ser agentes activos en la formación de nuestros hijos. La participación en actividades como escuelas de padres y asociaciones de padres debe ser más activa y la comunicación debe ser asertiva. No podemos delegar toda la responsabilidad de la educación en la escuela, sino que debemos desempeñar un papel activo en conjunto.

Los vecinos, sectores productivos y otros miembros de la comunidad también son importantes en esta tarea. Su aporte puede ser significativo si hay voluntad y creatividad. Entre todos, debemos crear un entorno seguro y colaborativo para la comunidad educativa.

Por último, nuestros estudiantes, los verdaderos protagonistas, tienen una responsabilidad crucial. Aunque hoy en día enfrentan más tareas y desafíos que nunca, su papel es fundamental para encontrar soluciones y trabajar en conjunto. Su potencial es indiscutible y es importante que sueñen en grande.

No quiero ser pesimista ni centrarme en las dificultades. Si cada uno de los actores en esta ecuación aporta lo que le corresponde, sin señalar a los demás, y nos enfocamos en lo que podemos ofrecer como padres, Estado, docentes, vecinos y estudiantes, podemos acercarnos a la tan anhelada transformación social. Unidos y multiplicando nuestros esfuerzos, podemos lograrlo.

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