En estos días fui invitado a enseñar en un encuentro virtual de jóvenes cristianos donde el tema central era el noviazgo, la amistad y los proyectos futuros tendientes al compromiso matrimonial.
Me pareció pertinente resumir algunas recomendaciones dadas en la charla y de esa manera hacer un aporte que ayude en la toma de decisiones futuras en la juventud actual.
Comencemos por el hecho de que la decisión del compromiso es personal y de libre albedrío, es decir las personas nos pueden aconsejar y hasta respaldar, pero la decisión la toma cada quien, al fin y al cabo, el que dice “acepto” eres tú.
Ante la pregunta ¿Con quién me casaré? Debemos decir que, en primera instancia, hay que casarse con el corazón (enamorado) y con la cabeza (planificar muy bien mi futuro).
El cazarse enamorado en esta época es fundamental, ya que algunos ponen los sentimientos en un segundo plano, y le dan más énfasis a los intereses económicos y de posición, pero qué deprimente sería vivir con una persona el resto de la vida y no sentirse enamorado de ella o mucho peor, vivir con una persona, hacer una familia y tener nuestro corazón en otro lado, es decir estar enamorado (a) de una persona que no es mi esposo (a), ¡precisamente por eso hay que casarse enamorado!
Las sagradas escrituras nos aconsejan: Proverbios 15:17 Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio.
Esto significa que en un hogar pueden carecer muchas cosas, pero cuando hay amor se cubren muchas faltas, y si, al contrario, puede haber muchas cosas materiales hasta llegar al punto de estar en la posición de un “buey engordado” pero si hay odio nada tendrá un buen sabor.
Hemos visto multitudes de familias en esta posición, donde se tiene de todo, pero lamentablemente no hay amor en la pareja.
Por otro lado, la etapa de noviazgo debe aprovecharse para hacer una investigación exhaustiva sobre la persona con quien quiero vivir el resto de la vida, lastimosamente esta etapa es usada, en la mayoría de los novios, para darse besos, abrazos, salir a comer y hablar mucho por celular, pero, en realidad es una etapa donde nos ponemos un traje de <Sherlock Holmes> y descubrimos a ciencia cierta qué esconde esa persona detrás de la cara amable, detallista y amorosa.
Entre las cosas que más debemos analizar de la persona con que queremos comprometernos están: ¿Es aseado y/u ordenado? Estas cosas casi no se analizan en la relación del noviazgo, pero son muy importantes porque el solo hecho de ser desordenado o desaseado será motivo de muchas peleas en la relación matrimonial, las quejas más frecuentes son por las medias de mal olor, los zapatos mal ubicados o la ropa mal arreglada.
¿Sabe cocinar? Es importante saberlo, para que, más adelante, no hayan quejas por la comida y mucho menos expresiones como “Mi mamá cocina mejor que tú”.
¿Es una persona con aspiraciones espirituales y laborales? Cuando hablamos de aspiraciones espirituales nos referimos a que, si esa persona aspira a crecer en Dios o si por lo menos tiene algo de temor de Dios, esto ayudará mucho en los momentos de dificultad.
‘La búsqueda de Dios’ y las aspiraciones laborales son aquellos deseos o anhelos que hay de crecer laboralmente, deseos de superación para darle una mejor calidad de vida a la familia.
¿Es buen hijo (a)? Este punto es importante porque la experiencia me dice que ‘el que no respeta a sus padres no respeta a nadie’ y además, el que es buen hijo (a), en la mayoría de los casos, es buen esposo (a) y buen (a) padre/madre.
Por algo Dios lo estipuló en uno de los mandamientos: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da (Éxodo 20:12).
¿Es una persona conflictiva? Que significativo es saber si la persona con que me voy a casar es rencillosa o como decimos los costeños ‘peleonera’ a continuación algunos versículos bíblicos y mi interpretación personal, que hablan sobre lo perjudicial que es vivir con una persona con estas características.
Proverbios 21, 9: “Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa”. Es decir, de nada vale tener una casa grande si todo el tiempo estoy discutiendo con una persona rencillosa dentro ¡Prefiero vivir en un rincón pequeño, aunque sea en el techo!.
Proverbios 21, 19: “Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda”. Lo que significa, que es mejor no tener muchas cosas, pero tener paz en casa que tener muchos bienes y vivir con una persona iracunda.
Proverbios 17, 1: Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones”. Es mejor comer mal, pero tener paz en casa que tener muchas cosas y vivir todo el tiempo en contienda.
Ante la pregunta ¿Con quién me casare? Además de las cualidades mencionadas anteriormente tendríamos que examinar cualidades como: la paciencia, la mansedumbre, la madurez, la independencia, empatía entre otros.
Sin embargo, siempre es bueno recordar que Dios te puede dirigir para que no te equivoques, pero tú debes elegir, ¡Elige bien!
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