En la lucha contra el Covid-19 además del lavado frecuente de manos, distanciamiento social y demás recomendaciones es conveniente tener en cuenta el fortalecimiento de nuestro sistema inmune.
En la columna anterior ‘Saludablemente bueno ¿Qué comer en tiempos de pandemia?’ hicimos una revisión detallada sobre qué cosas pudieran ayudar a los monterianos a fortalecer nuestro sistema inmune.
En esta ocasión hablaremos del efecto negativo que tiene el Alcohol y el Tabaco sobre nuestras defensas naturales, debilitándolas de tal manera que allana el camino al nuevo Coronavirus para entrar en nuestro sistema y destruirlo en muy poco tiempo.
El alcohol (etanol) es una sustancia depresora del Sistema Nervioso Central que actúa principalmente bloqueando el funcionamiento del sistema cerebral.
Según la Organización Mundial para la Salud el alcohol es una sustancia nociva que tiene un efecto adverso en prácticamente todos los órganos del cuerpo y el riesgo de daño para la salud aumenta con cada trago que se consume.
El consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo si es excesivo, debilita el sistema inmunitario y reduce la capacidad para hacer frente a las enfermedades infecciosas, incluida la Covid-19.
El consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una de las complicaciones más graves de la Covid-19.
El alcohol además altera los pensamientos, el sentido de la realidad, la toma de decisiones y el comportamiento, y está asociado con traumatismos y violencia, incluida la violencia interpersonal como la violencia de pareja, la violencia sexual, la violencia juvenil, el maltrato a las personas mayores y la violencia contra los niños y las niñas.
El consumo de alcohol puede intensificar el miedo, la ansiedad o la depresión, especialmente cuando las personas se encuentran en aislamiento, y no debe usarse como estrategia para afrontar las dificultades.
Tal vez por eso las sagradas escrituras afirman lo perjudicial que es el Alcohol en la sociedad:
Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución…
Por otro lado, el hábito de fumar mata a más de 440 mil ciudadanos americanos cada año, más que el total combinado de muertes por alcohol, uso ilegal de drogas, homicidios, suicidios, accidentes automovilísticos y SIDA.
Fumar perjudica a casi todos los órganos del cuerpo. Ha sido definitivamente vinculado a las cataratas y la neumonía (pulmonía) y ocasiona la tercera parte de las muertes relacionadas con cualquier tipo de cáncer.
En general, el índice de muerte por cáncer se duplica en los fumadores y llega a ser hasta cuatro veces más en los fumadores empedernidos.
El cáncer de pulmón encabeza la lista de los tipos de cáncer causados por el tabaco. El uso de cigarrillos está asociado con el 90 por ciento de todos los casos de cáncer pulmonar, el cáncer que más muertes causa tanto entre hombres como mujeres.
El hábito de fumar también está asociado con el cáncer de la boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñones, uretra, vejiga y leucemia.
Fumar tabaco es un factor de riesgo conocido en muchas infecciones respiratorias que aumenta la gravedad de este tipo de enfermedades.
Tras revisar diversos estudios, un grupo de expertos en salud pública reunido por la OMS el 29 de abril de 2020 se estableció que los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves en caso de padecer Covid-19, en comparación con los no fumadores.
La Covid-19 es una enfermedad infecciosa que ataca principalmente los pulmones. El tabaquismo deteriora la función pulmonar, lo que dificulta que el cuerpo luche contra esta y otras enfermedades.
El consumo del tabaco es además un factor de riesgo importante de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, algunas enfermedades respiratorias y la diabetes, y las personas que padecen esas enfermedades tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves en caso de verse afectadas por la Covid-19.
Los datos de investigación disponibles hasta la fecha parecen indicar que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves y de fallecer a causa de la Covid-19.
Adicionalmente, el fumar tiene efectos negativos en los órganos reproductivos masculinos, daña las arterias que lo irrigan reduciendo el flujo sanguíneo. Esto puede provocar problemas con la erección e impotencia.
De acuerdo con la mayor parte de estudios publicados hasta la fecha, fumar duplica el riesgo de padecer impotencia en hombres de entre 30 y 40 años. En los fumadores de más de un paquete por día el riesgo de impotencia puede ser 40% mayor que entre los no fumadores.
El cigarrillo provoca una reducción del volumen de la eyaculación, así como una disminución del número relativo de espermatozoides y una merma significativa de su calidad: espermatozoides deficientes, de movilidad reducida y menor capacidad para fecundar al óvulo lo que se asocia con infertilidad.
De hecho, los fumadores tienen una disminución de hasta un 75% en la fertilidad cuando se comparan con no fumadores.
Teniendo en cuenta los daños irreversibles que genera el alcohol y cigarrillo sobre todo en esta época de pandemia, vale la pena preguntarnos ¿Hacemos un alto en el camino o seguimos desenfrenadamente hacia la muerte?
Toda persona pensante puede elegir con sabiduría.
“El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño” Proverbios 22:3.
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