La memoria se relaciona con el atributo cerebral de retener información y lograr recuperarla voluntariamente.
Es decir, por medio de esta herramienta se pueden identificar hechos, ideas, sensaciones y establecer relaciones entre los recuerdos y los estímulos percibidos por medio de nuestros sentidos.
No obstante, a pesar de que el hipocampo es la estructura cerebral más relacionada con la memoria, no se ha podido localizar las impresiones o nuestras remembranzas en un punto concreto del cerebro, sino, que están implicadas una gran cantidad de áreas que constituyen este órgano.
Con base en las afirmaciones anteriormente expuestas, se puede inferir que la memoria es un repositorio oculto dentro de la intangibilidad del ser, es un lugar tan misterioso y mágico como los mismos recuerdos; pero, si bien existe este receptáculo, ¿por qué esta impronta privilegiada se desvanece con el tiempo? ¿sí funciona la memoria como un archivador de recuerdos?
Si así fuese, estarían los recuerdos en nuestros pensamientos diarios, es tan fácil como llegar por nuestra voluntad hasta ese lugar y tomar solo los momentos que anhelamos.
No lo creo tan fácil o tan sencillo, respecto a ello existen olores que nos recuerdan a los abuelos que ya no están, fragancias que relacionamos con comidas hechas por nuestra madre o perfumes que nos trasladan a un momento de nuestras vidas; por lo que surge la necesidad de considerar si alguna vez has podido experimentar alguna sensación de éxtasis, misticismo o elevación, cuando por medio de un olor se logra activar un recuerdo de tu vida pasada ¿Cómo, un olor puede traer las reminiscencias que nuestra voluntad no puede? allí está el gran interrogante.
Los recuerdos se construyen a partir de operaciones complejas como almacenar, reconocer, comprender, organizar y asociar esta información con lo que se percibe a través de los sentidos; esto se constituye como una forma de entender la realidad a partir de la transformación de la información sensorial.
Por ende, si en la memoria se da una relación entre los recuerdos y los estímulos, es válido afirmar que ocurre es una mediación a través de puentes cognitivos que se establecen entre lo que percibimos y lo que se encuentra retenido en la mente de cada persona.
Por tal motivo, se puede entender que los recuerdos en la memoria no se seleccionan por nuestra voluntad, sino que obedecen a funciones cognitivas netamente cerebrales.
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