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Humanicen el trabajo

Hablar de los seres humanos, es una de las discusiones más complejas al respecto de ella existen muchas teorías la de la evolución del homo sapiens la de la creación divina, entre otras.

Lo cierto del caso es que los seres humanos somos los creadores de la civilización y de los cambios que hoy domina y están transformando el mundo, pero, si hacemos un análisis de lo profundo y no de lo superficial las sociedades que han logrado avances significativos han involucionado de manera drástica en el más primitivo de los conceptos “ser humano” y es que gracias a que poseemos característica como capacidad de razonamiento y conciencia, somos por naturaleza un ser social, nos organizamos en grupos sociales que generan un código ético para la supervivencia del grupo, nos comunicamos mediante el lenguaje y tenemos plena conciencia de la muerte.

Hoy por hoy tristemente cualquier tipo de avance tecnológico científico, social termina por ser simplemente noticia.

La sociedad mundial, y en especial la nuestra, ha entrado en un proceso de deshumanización del trabajo incluyendo el diario vivir, las universidades están creando profesionales meramente “técnicos” a los que solos les interesa la ejecución repetitiva de una actividad u oficio, por la cual recibe una paga.

No están interesados en el impacto social y el grado de satisfacción y de sentimientos que ya hemos dicho son nuestra característica, las empresas de cualquier denominación pública o privada en sus procesos de selección les interesa más conceptos distintos a que su empleado pueda generar felicidad, satisfacción, desarrollo incluso para ellos mismos a través de una labor.

Hacer reuniones a fin de mes, con un balance general y un estado de resultados con utilidades cada vez mayores, pero, logrados a cualquier costo moral y ético no es el deber ser, tampoco los indicadores de gestión mejoran el comparativo anterior, lograr ambos lleva implícito el factor del ejercicio laboral por seres humanos.

Humanizar el trabajo es ponerse en el lugar de quien hace una larga fila luego de haberse levantado temprano y tener que disminuir el dinero del almuerzo para ir, por ejemplo, a reclamar un derecho y alguna inconformidad de servicios con lo que tenemos que lidiar los colombianos, de lo cual no se salva un solo territorio y que ha hecho mayores estragos en las empresas públicas.

Es encontrar funcionarios absolutamente alejados de cualquier característica de sentimientos propios y que poco les interesa el de los demás. Es que la frustración de quienes no pueden acceder a trámites de cualquier índole produce sentimientos de decepción, impotencia, rabia y tristeza.

Deben entender y tener claro que son por culpa de quienes son encargados de realizarlos.

Una sociedad se construye mejor cuando todos sus integrantes están en función de la práctica del respeto, el amor, la libertad, la justicia, la tolerancia, la equidad, la paz y la honestidad.

Son este tipo de conceptos los que de verdad pueden lograr que se le de valor, no económico, a la labor que se realiza.

Vemos muchos jóvenes con maestrías, doctorados y PhD, pero no responden los buenos días y que para traerlo al plano actual es lo mismo que dejar en visto. Hecho que desvirtúa de inmediato los títulos obtenidos y que para algunos de los que los tienen les da poderes omnipotentes.

El avance que más daño le ha producido a las sociedades modernas, sin duda alguna, es la tecnología y específicamente las redes sociales, quienes han creado patrones de belleza y conductas de aceptación en la que hemos decidido ser partícipes.

Es preocupante el nivel de deshumanización de los distintos sectores de la sociedad inclusive aceptando algunos antivalores como normales, aceptar que los funcionarios de empresas privadas y publicas lleguen tarde a su lugar de trabajo, no entregar información en casos vitales para quien la solicita, convertir procesos de minutos en horas, días, semanas, meses y en ocasiones, en años.

No atender debidamente que es un asunto de mera educación, convertir las obligaciones laborales en negocios, no dar muestras de interés alguno por el impacto que causa el desempeño de una  labor en la sociedad y primordialmente el ejemplo que se está dejando en mi círculo más cercano.

Urge una reforma estructural desde la academia empezando por la cátedra de la ‘cívica’, que los jóvenes tengan pleno conocimiento de ese concepto y la puesta en marcha del mismo en su entorno y que las universidades incluyan en sus contenidos programáticos no solo el concepto de ética se necesita que vaya acompañado del concepto técnico, cualquiera que sea la disciplina.

El nuevo profesional entienda que en el desempeño de su labor tiene impactos y hablo de sentimientos en quienes reciben directamente los resultados de su trabajo y que, gracias a ello, una familia, un barrio y sociedad puede desarrollarse o no.

Que un trabajo alejado de sentimientos exclusivamente humanos puede causar muertes, para el caso de quienes trabajan en el sector de la salud y para otros sectores sentimientos de tristeza.

Quienes conocen el triángulo de satisfacciones básicas satisfechas entiendan que “el hombre está en la permanente búsqueda de la felicidad”, pero, no es la suya.

El trabajador se necesita que sea mínimamente solidario, equitativo y justo, la satisfacción que buscamos es la de todos. Las empresas deben hacer mediciones constantes de grados de satisfacción interno y en mayor grado externos de la función individual de sus funcionarios, eso y solamente eso hará que tengamos mejores ciudadanos mejores familias, mejores sociedades, mejores territorios y sin duda un mejor país.


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