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Diferencia entre estrategia y desinformación política

Opinión. Por Jesús Fernández, abogado.

En estos últimos días, cercanos a las votaciones de segunda vuelta presidencial, se ha podido observar discusiones en persona y a través de las redes sociales, especialmente Facebook en donde los simpatizantes de determinado candidato luchan a dos manos por defender la visión e ideología de su partido y/o aspirante,  dejando entrever que la cuestión está en modo caliente ya que dos sujetos, ambos controversiales, se disputan el puesto de la presidencia de la república, el mayor honor al que pueda aspirar un colombiano, y por ende hay resistencia, estrategias políticas y todo de tipo de cadena de informaciones, tanto verídicas como falsas en relación con la conducta u omisión de determinado candidato.

Lo cierto es que más son los montajes y cadenas de desinformación por parte de medios periodísticos reconocidos a nivel nacional los que se han visto circular en el mundo cibernauta y dichos contenidos carentes de objetividad o validez probatoria son los que confunden a a gran parte de la población, sobre todo a los indecisos que están que se montan en el barco de Gustavo Petro o de Rodolfo Hernández, dependiendo en gran medida de lo que escuchen o vean en las redes sociales, tragando entero sin antes averiguar por fuentes confiables la veracidad de la información que se difunde, ya que muchas veces lo hacen por el mero placer de desprestigiar a un candidato, como por ejemplo lo que hizo un medio periodístico regional de publicar en su muro que “Gustavo Petro había dicho que las motos deberían pagar peajes”, esa noticia es totalmente falsa y debería darle suma vergüenza a ese medio informativo estar divulgando sandeces que no tienen fundamento en la verdad.

Así como el caso anteriormente ejemplificado, hay muchas otras cadenas de desinformación, y eso no es estrategia política, toda vez que la estrategia política se basa en el accionar político por parte de los militantes a fin de ganar sufragantes, por medio de las propuestas de Gobierno, llegar puerta a puerta a las casas, formular ideas para ganarse la simpatía de los indecisos, de los que no saben si votar en blanco o no votar, desarrollar iniciativas para darle sana publicidad a su candidato por los medios de comunicación masivos, con la finalidad de ganar adeptos e ir sumando cada dia mas. Eso es estrategia política. En cambio, la desinformación política es sucia y ruin, se trata de caer bajo a
través de mentiras, difamando la honra y reputación de x candidato por medio de montajes en audios y videos editados. Esa forma baja e inescrupulosa de “jugar” es lo que se está haciendo actualmente y es al tiempo lo que la ciudadanía debe identificar como política sucia, ignorando la magnitud perniciosa de su contenido.

Cabe resaltar que los colombianos, o más bien una significativa mayoría, son personas ajenas a la política; el desinterés y la apatía con respecto a las problemáticas que afectan la vida en sociedad pasan a segundo plano, siendo la ignorancia y el desinterés resultado de las cadenas de desinformación. La sociedad colombiana sigue creyendo todo lo que oye y lee en las aplicaciones multimedia, sin tener la capacidad de ser, en primer lugar, escéptico ante lo que dicen los demás y, en segundo lugar, tomar una decisión haciendo uso de propio criterio objetivo, sin dejarse influenciar por factores externos que difunden por cualquier medio, creando desorientación y desidia.

A mi modo de ver, los ciudadanos indecisos o que se dejan convencer por cualquier contenido deben aprender a tomar decisiones radicales, haciendo uso de su discernimiento y sentido común, sin la influencia de personas o factores externos, sino usando su propio criterio, sin dejarse engañar y manipular por falsas informaciones y por el terror que estas puedan causar.

La polarización, por otro lado, es también una consecuencia de la desinformación del pueblo. El pueblo está dividido entre los de derecha (Uribismo-antipetrismo) e izquierda (antiuribismopetrismo), los engaños y el temor infundidos por los líderes políticos y simpatizantes fanáticos ocasionan que haya más divisiones en el país y permite que haya más intolerancia frente a cualquier contenido que se publique. Y es que ahora mismo, parece que todos son expertos en política publicando en sus muros porque comparten su visión, sea con Gustavo petro o con Rodolfo Hernandez. El problema es cuando difundan información errónea o exagerada sobre cierto candidatos con el objeto de confundir a los ciberespectadores.

En la política claramente existen diversas ideologías y opiniones, pero lo que sucede con la polarización en Colombia es que los colombianos se van al extremo solo por defender la posición del partido político al que apoyan. Según una encuesta realizada por Mundial de Valores, solo el 6,7% de los colombianos consideran que la política es importante en sus vidas y el 56,6% dice que no le importa en absoluto en esta misma encuesta se preguntó por preferencia entre
la izquierda y derecha y mostró un alto índice de polarización. La cifra anterior también demuestra, como ya se dijo, apatía y desinterés por las elecciones y toma de decisiones.

Es preciso añadir que se vuelve misión fácil engañar y manipular al pueblo y más aún si este no lee y por  onsecuencia es desinformado, se vuelve susceptible y una presa fácil para la politiquería. Al pueblo pan y circo, es la estrategia que ha sido usada por los políticos en la medida en que tienen al pueblo distraído y este no se percata de la realidad en la que vive.

Asi las cosas, puedo concluir que a Colombia aún le falta mucho para tener una sociedad unida, libre de intolerancias extremas de índole electoral que, a pesar de las diferencias de ideologías, tenga suficiente criterio y además, para que los colombianos sean menos vulnerables a la manipulación, es necesario informarse de fuentes confiables, no tragar entero de cualquier video editado que suben a las redes, investigar en libros, en páginas web honestas para poder exponer apreciaciones subjetivas con base en la verdad y así evitar caer en las redes de la malintencionada desinformación política.

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