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¿Vamos rumbo a un abismo?

Por Antonio Navarro Jr.*

Vivimos hoy en una sociedad cada vez más intolerante, más egoísta, más superficial, más materialista… Cada vez menos humana.  Una sociedad en la que los valores se han tergiversado, o cambiado o en el peor de los casos eliminado del comportamiento habitual de las personas. Pero quizás lo peor es que esto no es una situación característica solo de las nuevas generaciones, pues hay muchos de la llamada ‘vieja guardia’ que se comportan igual.

La saturación actual de información, marcada por la aparición del internet y de las redes sociales, genera una interminable avalancha diaria de malas noticias, esas que desnudan a veces el lado más perverso de las personas, y que hace que muchos piensen y sientan que este mundo ya está perdido, que caemos sin remedio en un abismo existencial y que ya no hay nada que hacer.

Y es entendible ese pesimismo que hoy se apodera de muchos cuando se preguntan cómo es posible que un papá viole a su propia hija, que un hijo le pegue a su madre o que un hermano asesine a su gemelo por dinero.

Cómo puede ser posible que el ser humano se haya degradado tanto, como sucedió en el caso de los falsos positivos en los que se mataba a personas inocentes y las hacían pasar como bandidos solo por un permiso, ¡por Dios! En qué cabeza cabe hacer eso. Dónde queda el remordimiento de conciencia. O es que hasta eso se ha perdido.

¿Estaremos a tiempo de hacer algo para detener la caída hacia el abismo? Esa es la pregunta del millón de dólares. Debemos analizar qué podemos hacer desde la perspectiva y posibilidades de cada uno. Demostrar la cacareada frase que reza que “los buenos somos más”; quizás poner ese grano de arena del que muchos pregonan y pocos practican sea lo que necesitamos.

*Periodista, director de la Corporación Contacto Joven

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