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Derecho a ser diferentes

Por Bibiana Cabarcas* 

Por siglos y como hijos de la cultura occidental, hemos aprendido a excluir todo aquello que percibimos como diferente. El color de piel, el idioma, la cultura, clase social y hasta las creencias religiosas. Nos enseñaron desde pequeños que con los niñitos de color “rarito” no nos juntamos y que árbol que nace torcido jamás su tronco endereza, sin tener una referencia exacta de qué es lo torcido y qué no, y si dentro de ese camino torcido se incluían la pobreza y falta de oportunidades.

Todo esto lo traigo a colación debido al Mundial de fútbol que se lleva a cabo en Qatar y que tanta polémica a causado en todo el mundo dadas las costumbres sociales y culturales de exclusión hacia las mujeres que existen en los países musulmanes. Para las occidentales es impensable e inaceptable ser totalmente sumisas a los hombres, no poder salir sin una sharía, o estudiar y conducir un automóvil solo por ser mujeres. Estas costumbres de siglos han marcado el perfil de los países árabes que se rigen por su religión y son gobernados por las manos firmes de los emires.

En esta oportunidad un país más pequeño que el nuestro, pero más rico y desarrollado, sin las riquezas naturales del nuestro, pero sentado en una gran reserva de petróleo y gas, nos muestra su cultura y tradiciones, nos abre las puertas al interior de su casa y nos invita a conocerlos, para no ser excluidos para no ser señalados como terroristas, machistas misóginos y esclavistas. Qatar se enorgullece de su tránsito como una nación compuesta de beduinos a un país próspero y que se dio el lujo de tener un mundial, asignación polémica y llena de suspicacias por fraudes, pero, lo que quiero señalar aquí no es eso, es la discriminación que por años desde Occidente se tiene por Oriente y de cómo un evento como el Mundial nos permite conocer otras culturas y mirarlas desde su propia orilla.

Tenemos derecho a ser diferentes, y esas diferencias nos enriquecen como sociedad y como nación, ahora que recibimos una alta migración desde el país vecino, nos enfrentamos a esta oportunidad de conocer al otro desde sus zapatos y sus circunstancias; que sean estos eventos deportivos una oportunidad de permitirnos conocer otras culturas sin juzgarlas, así como por tantos años y como colombianos hemos cargado el lastre y hemos sido señalados de ser un país narcotraficante; conocemos el peso de la discriminación y el prejuicio.

*Comunicadora Social. Especialista en gerencia del talento humano y marketing político y Estrategias de Campaña. Cursando maestría en educación. Docente del municipio de Montería en lengua castellana.

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