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Comunidades indígenas se unieron a la búsqueda de los niños desaparecidos

“Ese es un territorio virgen. Entonces, ellos deben entrar limpios espiritualmente para que la selva nos devuelva lo que es nuestro”. Con estas palabras, Fidel Valencia, el abuelo de crianza de los cuatro niños que están desaparecidos en las selvas del Guaviare y Caquetá desde el primero de mayo, explicó en qué consiste la búsqueda de sus nietos con base en las creencias ancestrales.

Al enjambre de 150 soldados del Ejército que desde hace dos semanas buscan a los hermanos que sobrevivieron al accidente de un avión monomotor que cubría la ruta Araracuara-San José del Guaviare, se unieron en las últimas horas 63 guardias indígenas Nasa (Cauca), Coreguaje (Caquetá), Siona (Putumayo) y Murui (Amazonas), que basarán su aporte en las labores de búsqueda y rescate en su cosmogonía.

La espesa selva ha “ocultado” a los cuatro niños durante 22 días, pero posiblemente al mismo tiempo los ha mantenido con vida. Solo falta que los “mayores” hagan una aproximación espiritual a la manigua porque cuando se trata de territorios desconocidos no deja de haber espíritus como la “madre monte”.

Eso cree el abuelo de los niños, quien dijo que confía totalmente en que los indígenas darán con el rastro de los niños “porque ellos están vivos”.

Sin embargo, desde hace varios días en la Operación Esperanza del Ejército participan indígenas de la región. Incluso, el papá de Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses, hace parte de esas labores. 

Rangel Giovanni Yule, director de la Unidad de Restitución de Tierras y quien ha seguido de cerca la operación de búsqueda de los niños, explicó a Radio Colombia que todas las comunidades indígenas del país se unieron en una minga espiritual desde el mismo comienzo de la desaparición de los niños y lo que se hará ahora es acudir a los “mayores”, que son el puente con lo espiritual y la madre tierra.

“Nuestra madre tierra, nuestra madre selva es un ser vivo. En consecuencia allá están el espíritu del trueno, del viento, del agua, de los árboles, de los animales, de los ríos y las lagunas. Lo que debemos hacer los indígenas cuando ingresamos a un espacio sagrado como es la selva, es abrir camino, conversar con los espíritus de la madre naturaleza y después de que nos reciban, ingresar a este sitio”, detalló.

El abuelo de los niños cree firmemente en que ellos “los devolverá la madre tierra al lado de un río o cerca del avión” porque la selva sabe que lo único que se está haciendo en ella es buscarlos.

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