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Ciberacoso, una responsabilidad social

Ciberacoso, una responsabilidad social

Vivimos en un mundo globalizado que nos mantiene interconectados gracias a las diversas formas de telecomunicación y el internet, en nuestra actualidad no hay barreras para conectarnos con otros ni expresar lo que pensamos o sentimos.

Hoy nos enfrentamos a un fenómeno de aprobación o desaprobación social llamado redes sociales en el que, sin ningún tipo de filtro, tenemos la posibilidad de opinar a favor o en contra de cualquier hecho de la vida diaria inclusive de las personas, ya sean estas conocidas o desconocidas, sobre su aspecto físico, cualidades, defectos, desempeño laboral, educativo, sexual y muchas otras cosas que conciernen a la vida de un individuo.

Ciberacoso, una responsabilidad social

¿Pero qué hay detrás de este poder?, ¿qué sucede cuando dichas opiniones afectan nuestra integridad humana, el autoconcepto e inclusive la forma como otros nos ven? ¿Cómo le llamaríamos a este fenómeno que nos expone al escarnio, a la admiración o al rechazo, a la aprobación o desaprobación? ¿Y de qué manera influye esto en nuestra salud mental?

No es desconocido para muchos el término ciberacoso que según la UNICEF es definido como: “el acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas”.

Ciberacoso, una responsabilidad social

Y es desde esta misma perspectiva que me refiero a un fenómeno de aprobación o desaprobación social donde queda expuesta la integridad de una persona.

El ciberacoso se ha vuelto una práctica común entre niños, adolescentes y jóvenes, es una herramienta de maltrato humillación y denigración, que deja claramente expuesta la aceptación o no de un individuo a un grupo, o en este caso a una tendencia, y que por consiguiente causa efectos en su autoestima, autoimagen, autoconcepto, repercutiendo en su equilibrio emocional y provocando en muchos de los casos aislamiento social y depresión. ¿Cómo controlar o detener este fenómeno? ¿Cuál podría ser nuestro compromiso social para la prevención del ciberoacoso?

Ciberacoso, una responsabilidad social

El ejercicio de mi profesión me ha permitido vislumbrar dos aspectos importantes a tener en cuenta con respecto a esta temática: el primero es que el acceso a las redes sociales y plataformas digitales tiene poca supervisión o vigilancia, por parte de padres o tutores responsables de los usuarios menores de edad, no se realiza regulación de los contenidos vistos, ni los emitidos por este tipo de usuarios.

Podría decirse que existe una falla de base desde el núcleo familiar que se considera es el responsable inmediato para imponer normas, valores y realizar la educación pertinente para dar una utilidad adecuada a este tipo de medios.

En segunda instancia, hace parte de un colectivo comportamental entre los que utilizamos este tipo de tecnologías, de alguna manera todos hemos sido acosadores o acosados y en este punto cabe reflexionar ¿quién se encarga de esta regulación? Los creadores de redes sociales y plataformas digitales deben adquirir mayor responsabilidad.

Ciberacoso, una responsabilidad social

Quizá nuestra sociedad debe aprender a adaptarse y encontrar nuevas formas de comportamiento para tan amplia accesibilidad a medios tecnológicos de este tipo, sin un sistema eficaz que regule su uso, y no estoy sugiriendo que debamos abstenernos de acceder a medios digitales o tener redes sociales, sino comprometernos, como miembros de esta sociedad, a procurar un uso responsable de ellas, a vigilar para que no sean usados en contra de la integridad de otro ser humano y por consiguiente en su salud mental.

En otras palabras, promover la responsabilidad social. Sin embargo, para lograr este tipo percepción se requiere introducir una dinámica educativa que contemple la introducción de un área de estudio, capacitación y fomento en las aulas del uso responsable de las plataformas digitales y su articulación con la educación en moral, ética y valores que garantice nuestra formación  como seres humanos íntegros que conforman un tejido social.

Por: Lina Medina – Psicólogo Especialista en Psicología Clínica y de la Salud.


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