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Manuel Emigdio Doria Muñoz

Manuel Emigdio Doria Muñoz (+octubre 18 de 1978 – octubre 18 de 2020).

Por estos días, se cumplen 42 años en que parece que se hubiese ido pero no es cierto. Nació para ser inmortal en plena pandemia de la “gripa española” de hace 100 años.

Sobrevivió a ella, a la tenebrosa “época de la violencia” en la que prestó su servicio militar como edecán del Teniente Gustavo Rojas Pinilla (quien después fue Presidente de la República e hizo un llamado a las Reservas para que se presentaran a ocupar los cargos que se le asignaran).

Sobrevivió a los avatares de la Policía en su transición de entidad local a Institución Nacional, habiéndose desempeñado como fundador y promotor de la Policía Juvenil de Córdoba (actividad que realizó con énfasis en la Música, como excelente acordeonista que era, obteniendo reconocimiento especial que le hizo el Comandante del Departamento de Policía Córdoba y luego Director General de la Institución, General Nicolás Ríos Meza, por haberle enseñado que en el Sinú, la Policía para disolver manifestaciones, no necesitaba de “carabineros” sino de Bandas Musicales).

Argumentaba que cuando los manifestantes escuchaban el porro “Maria Barilla”, se prendía la fiesta y la minga, se iba al carajo.

Sobrevivió como desplazado de la violencia (debió abandonar sus negocios, sus animales y su pequeña propiedad rural en la vereda de Pueblo Nuevo, para refugiarse con su familia en la Montería de 1953 donde recomenzó su vida).

Entre 1940 y 1978 la población de Colombia pasó de 10 millones de habitantes a 20 millones aproximadamente.

“El Macho Doria”, músico acordeonista, bohemio y arriesgado en el amor, era una especie de “ídolo vallenato” que “a las mujeres más bonitas se llevaba y en aquellos campos, no quedaba ni una flor”, contribuyó al crecimiento de la población colombiana con 41 hijos e hijas, dentro de los cuales hay casi de todo, especialmente músicos, poetas y hasta locos.

Manuel Emigdio Doria Muñoz, ante todo fue un hombre de su época. Perteneció a todos los estratos sociales con cuyos exponentes mantuvo excelentes relaciones sin consideraciones políticas. Fue apreciado por Conservadores, Liberales y sobre todo, por el estamento militar de aquellos tiempos.

Fue precursor de los Derechos Humanos en Córdoba porque como Inspector de Policía de Pueblo Nuevo, con facultades para “meter en el cepo” a los indóciles, se abstuvo filosóficamente de usar tal artefacto.

Lector empedernido y hombre de disciplina extrema. Obligaba a sus hijos a que se levantaran de la cama a las 4:00 de la mañana, se bañaran y leyeran “en voz alta” para cerciorarse de que en realidad estaban estudiando y para ello, esgrimía un contundente argumento: “Si los ricos se levantan a esa hora a ordeñar las vacas quienes no tienen vacas deben ordeñar libros”.

Ese pequeño detalle es relevante en una etapa histórica que, como relata David Sánchez Juliao, los hijos de la gente pobre (pobre, pero no miserable), pocos se interesaban por civillizaciones como las egipcias o por epicentros y monumentos de la cultura universal, como el Museo de Louvre o la Torre Eiffel de Paris, pues todos aspiraban a cosas “bacanas…estimulantes” como ser Champion de boxeo, “pitcher de la Selección Colombia o sparring de Pambelé”.

Fue mucho lo que le aprendimos. Y demasiado lo que le dejamos de aprender a este Juglar filosófico del Sinú del Siglo XX.

42 años después de su fallecimiento su presencia continúa intacta en la memoria de cada uno de los integrantes del “Clan Doria”.

En su tumba no hay Paz Inverencial. Hay Música de Acordeón. Y el clamor poético de sus hijos y sus nietos.

Sonrisa y gratitud eterna en la tumba de DORIA MUÑOZ MANUEL EMIGDIO.

Eliecer Doria Ferrer.
Veracruz del Palmar


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