Coronavirus pone a prueba decisiones éticas de la ciencia
Las acciones individuales pueden tener consecuencias sobre toda la vida en el planeta, tal como lo ha demostrado la pandemia.
Redacción. Así lo advierte zootecnista Ariel Marcel Tarazona Morales, doctor en Ciencias Animales y miembro del Comité Nacional de Ética en la Investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), para quien la responsabilidad científica de las investigaciones debe ser integral, como por ejemplo el impacto a las comunidades desde las ciencias sociales y el uso de microorganismos o de la biodiversidad en las ciencias biológicas, entre otras acciones.
En ese sentido, se pregunta: “¿si la vacuna contra la Covid-19 depende de extinguir la mitad de las especies, entonces estaría bien hacerlo?”
El docente cuestiona que el ser humano cree que domina las demás especies del planeta, por lo cual los factores éticos a la hora de relacionarse con lo que lo rodean no se limitan a las investigaciones o la vida académica.
“Debemos romper esa estructura mental de que el humano está por encima de todo lo demás del planeta; cada especie cumple una función como un sistema vivo, cada persona debe reflexionar sobre sus relaciones con el agua, el aire, los animales o el suelo”, subraya.
En palabras del doctor Tarazona, también miembro del Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales (Cicua) de la UNAL, el hecho de que el nuevo coronavirus afecte al ser humano es un llamado de alerta a pensar la posición de la especie.
“Imagine que el virus atacara a las plantas, a los microorganismos o a alguna especie que sí fuera crucial; si la humanidad desaparece, en realidad no pasaría mucho, incluso el planeta se recuperaría”, dice, y pone sobre la mesa que “aunque el virus afecta más a los vulnerables, a la hora de quién se puede contagiar se vuelve irrelevante su religión, color de piel o etnia”.
Desde su punto de vista, el nuevo coronavirus ha tenido efectos positivos, como la reducción de la contaminación del aire en ciertos lugares, o el avistamiento de animales, como delfines en la bahía de Cartagena o ciervos en Londres.
Sin embargo también tuvo efectos negativos, como el abandono de animales de compañía por la desinformación que insinuaba que estos transmitían el virus, o cientos de miles de cerdos y pollos que tuvieron que sacrificarse porque quedaron en plantas de procesamiento y ya no eran aptos para el consumo humano.
Ciencias separadas
Como parte del cierre del “VIII Diálogo nacional sobre ética de la investigación: conversando desde las regiones”, promovido por el Ministerio de Ciencias, el doctor Tarazona explica que típicamente el humano ha tendido a separarse, bien sea por su color de piel, de religión, niveles socioeconómicos, diversidad de género, deporte, ideología política e incluso posturas sobre la ciencia. Pero recuerda que el humano es solo una de las más de 8,7 millones de especies que habitan el planeta, y que esa necesidad de ver el panorama se puede aplicar a las ciencias.
“Al estar en comités de ética existe cierta tendencia a apartarse de la ciencia del otro: la ciencia básica ve a la aplicada como algo lejano, las ciencias exactas ven a las sociales como algo extraño; nos falta una integración y comunicación que nos permita ver y reconocer la importancia de cada una para que la humanidad avance en la sopa que llamamos vida y donde todo se interrelaciona”, reitera.
Camino al Antropoceno
El doctor Tarazona subraya que antes las eras de la Tierra se identificaban por cambios propios del planeta, pero el Antropoceno lo cambió el ser humano, y ese cambio se ha dado por la velocidad en la que se genera la tecnología, el conocimiento y el avance de la ciencia.
“Estamos rodeados de investigación, no es algo lejano de personas con gafas y bata en un laboratorio; los medicamentos que tenemos en nuestros cajones, los alimentos que comemos y los que le damos a nuestras mascotas, los dispositivos electrónicos, los productos de aseo, la ropa, todo viene de procesos de investigación”, indica el docente Tarazona.
Destaca además que las relaciones ya no son lineales sino multidimensionales, al punto de que algo que pasa en Wuhan (China) produce varias reacciones y consecuencias en el mundo.
Según el académico, “la integridad de la ciencia y la ética de la investigación no es solo de los involucrados directamente en ellas, sino de todas las personas, de toda comunidad. Toda decisión que tomamos genera una acción, una reacción y una consecuencia, y ahí está involucrada la ética en el día a día”.
Fuente: Agencia Unal
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