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Música para el paladar: un recorrido por las canciones de la sabrosura

Todo parece haber empezado con el llamado a distraer la mandíbula en El manicero, tal vez la canción cubana más universal: “Maaaniiiiiiií/ Maaaniiiiiiií / Si te quieres por el pico divertir / Cómete un cucuruchito de maní”. Rita Montaner, en 1927, fue la primera voz en grabar el famoso pregón. Sin embargo, ya se han hecho más de 300 versiones y contando (porque el cucurucho no se agota).

Desde entonces, varios músicos del sonido tropical caribeño le han cantado al placer de comer. Música y alimentos en el mismo empaque. La literal sabrosura en estéreo: vía oído, vía paladar.


La salsa –sí, con ese nombre manifiesto–, junto con sus ritmos predecesores, son probablemente los sonidos que más han aportado al goce del fogón y la olla.


Y la salsa –sí, con ese nombre manifiesto– junto con sus ritmos predecesores son probablemente los sonidos que más han aportado al goce del fogón y la olla. Son muchas, pero recordemos algunas canciones –y aquí sí cabe el cliché– para todos los gustos.

Ajiaco caliente, una guaracha que lanzó la Sonora Matancera a principios de los años 50 –y que luego en 1965, en golpe de salsa, hizo famosa la orquesta de Eddie Palmieri en la voz de Ismael Quintana–, declaró así: “Está caliente el ajiaco / La yuca quema en la boca / Si me la entibias un poco / Podré comerla sabrosa… Malanga”.

Sobre esa misma malanga, el tubérculo que acompaña tantos calderos caribeños, en 1957 también recibió su propio homenaje: “Esa malanga amarilla / Hay que comerla caliente / Yo te la traigo, María / Yo te la traigo de Oriente”. Inolvidable fuego bailable, del genial Israel ‘Cachao’ López, bautizado Malanga amarilla.

Con el clásico navideño El seis chorreado, Richie Ray y Bobby Cruz nos recordaron en los años setenta las claves para celebrar –desde la boca– las fiestas de fin de año en Puerto Rico: “Me voy p’a casa e’ Ramón / A comer arroz con dulce / Y el rabito del lechón / Y pasteles bien picantes / Como los cocina Flor / Mucho turrón Alicante / Y un buen palito de ron”.

Jaime Andrés Monsalve, jefe de programación de la Radio Nacional de Colombia, me recordó otros temas tropicales que atacan directo a la panza: Asopao de pollo, una canción en la que Daniel Santos nos enseña a repartir las partes del pollo según el apellido. El viandero, en versión de la Billo’s Caracas Boys, en la que un pregonero dice vender: “Malanga amarilla / Platanito manzano / Boniato sambueno / Muy tierno el maíz”. Y Picadillo de soya, en ritmo de timba, de N. G. La Banda, que ruega: “Agua a la cazuela / Que se quema la soya”.

Pero fue el Gran Combo de Puerto Rico, en 1981, el que inmortalizó un amplio repertorio del sabor antillano en El menú: “A mí me gusta el chivo con vino / Y el pesca’o con jugo de limón / Con pimienta y orégano el lechón / Y el arroz con jamón y tocino / Para ponerle sabor a un buen fiestón… / Y una habichuelita bien guisá / Y un aguacatón como un melón / Y unos guineítos / Y unos cuchifritos pa’ picar”. Una ‘salsota’ que, para rematar, en el coro deja claro el objetivo: “Y después que le pongan salsa / Que le pongan salsa / Que le pongan salsa / Pa’ mojá, pa’ mojá / Que le pongan salsa”.

Vamos entonces al capítulo colombiano. Todo un banquete. Arranquemos con el homenaje a ese gran acompañante de nuestras comidas costeras (Atlántico y Pacífico): Arroz con coco, porro del maestro Lucho Bermúdez: “Arroz con coco / ¡Ay, en la Costa me vuelve loco! / Yo quiero un coco / Rellenito y que no esté roto”.

Abundante festín el que nos regaló Fruko y sus Tesos en 1978, en la voz del Joe Arroyo, con El cocinero mayor. Entre otras viandas, esta alegoría a la afición por la cocina que tenía Fruko recuerda la siguiente comilona: “Lechona a la salazón / Pescado en salsa picante / Un pollo a la fricasé / Una carne a la habanera / Una lengua marinera / Un pavo asado blandón”. Y luego, con los correspondientes brincos de la audiencia ya desatada: “Bien sazonado / Lo traigo bien sazonado / Con salsa… / Te traigo hallaca de Cuba / Y bacalaoooooo de Aruba”.

Las tapas, el cumbión de Lisandro Meza, puso a bailar al país entero en torno a nuestra bebida milenaria: “Cinco ollas de chicha tengo / Pa’l bautizo de María / Con batata la fermento / Pero las tapas están escondía, mi vida… / Ay dame las tapas, mi negra / Pa’ tapar la olla, mi amor”.

Otra cumbia legendaria, con la pimienta del gran Piper y el Combo Candela, es La guagua, que narra cómo, escopeta en mano, padre e hijo van a buscar a ese roedor de monte para llevarlo al fogón de la casa: “Andá decile a tu mama / Que guarde el agua caliente / Que voy a matar una guagua / Huele a sancocho caliente”.

Cómo olvidar que Josefina quiere atender a su marido con “platos sofisticados”, pero él solo quiere su pescado guisado: “Y patacón pisao, pisao / Y patacón pisao, pisao”. Homenaje a nuestro trozo de plátano verde aplanado y frito en Patacón pisao, en la voz de Juan Carlos Coronel, que remata: “Y si me dan otra cosa, quieren verme emputa’o”.

En el que puede ser el único merengue del Joe Arroyo, el cartagenero le pregunta a una joven pregonera qué es lo que vende en la calle, y ella dice: “¡pan de arroz! Y él responde: “¿A cómo la libra?”. Y así se van… “22 / Pan de arroz, lo compro yo / 22 / ¿A cómo lo llevas? / 22 / ¿Pan de arroz?, ¿A cómo lo llevas? / 22 / ¿22?, Dámelo tooó”.


Niche inmortalizó uno de los amasijos más queridos por los colombianos con el coro: ‘Esto es cuestión de pandebono/ Esto es cuestión de pandebono…’


Niche inmortalizó uno de los amasijos más queridos por los colombianos con el coro: “Esto es cuestión de pandebono / Esto es cuestión de pandebono…”. La canción se llama Cali ají y honra al panecillo de maíz, almidón de yuca y queso: “Yo me lo paso con ají / me lo como con ají / porque así me gusta a mí”.

La banda bogotana La 33, en otro ‘salsón’ bien colombiano, homenajeó un apetitoso antojo criollo, Patacón con queso: “Me invitaron a comer / Me dijeron que eligiera / Yo escogí mi patacón / Con agüita de panela, quiero yo / Patacón con queso, patacón / Patacón con queso, patacón / Hay que ser afortunado / El que come esa delicia / Lo comí con chicharrón / O con suero y salchichón, lo quiero yo”.

Y, para cerrar, del maestro Pablo Flórez, Los sabores de mi porro, la canción gastronómica colombiana por excelencia. Un suculento fandango de la región del Sinú, con buena parte de sus delicias: “Mi porro me sabe a todo / Lo bueno de mi región / Me sabe a caña, me sabe a toro / Me sabe a fiesta, me sabe a ron / Me sabe a piña, me sabe a mango / Me sabe a leche esperá en corral / Me sabe a china esparascá en fandango / Y ají con huevos en machucá / Mi porro me sabe / a bollo poloco / Esmigao’ en celele / Y a mingui’ con coco, ya ve / Me sabe a queso bien amasao’ / Con panela e’ coco de Colomboy / También me sabe a viuda e’ pescao’ / Con calsón ripiao’ bajo un ranchón / Mi porro me sabe a frutas / A mamey, patilla o tajá’ e’ melón / También me sabe a yuca harinosa / Mojá en asiento de chicharrón / A totuma e’ guarapo / con hielo y limón / Bajo un higo sato / Sentao’ en un cajón”.

Fuente : eltiempo.com


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