La música y el saxofón no han sido los únicos temas que han tenido trascendencia en la vida de Arcadio Samir Rojas Cañavera, un licenciado en Educación Artística y Música de la Universidad de Córdoba, que actualmente es docente de la Universidad Pontificia Bolivariana en el área de cultura.
Samir Sax, es el nombre artístico de este monteriano de 42 años, que desde niño tuvo inclinación hacia la música. Creció compartiendo en grupos culturales, tocó el guache y finalmente se enamoró del saxofón.
“Desde que era muy niño nació mi amor por la música, comencé tocando el guache y con el tiempo me fui inclinando por el saxofón. Yo me enamoro del saxofón porque encontré aceptación en este instrumento, cuando entré a la universidad ya lo tocaba”, expresó Rojas Cañavera.
El artista aseguró en Zenú Radio, que se ha enfocado en una línea romántica, con formato de jazz y música instrumental. También se refirió a las dificultades que se presentaron durante la pandemia para este sector artístico.
“Hubo mucho afectación en la pandemia, se suspendieron los contratos, fue muy difícil, pero poco a poco he logrado reactivarme con los eventos que nuevamente se empezaron a desarrollar”, añadió.
Rojas, pasó de hablar sobre las bondades del saxofón y narró un episodio estremecedor en su vida y fue la llegada del cáncer, una enfermedad que no se convirtió en un limitante, sino en una etapa de crecimiento.
“El 13 de diciembre de 2019 fui diagnosticado con cáncer en el mediastino y ahí comenzó una situación difícil, pues me sometí a quimioterapias y una serie de exámenes. Además en medio de todo me dio Covid”, reveló.
Samir, duró un año completo sin tocar el saxofón, los médicos le ordenaron practicarse 28 quimioterapias pero no pudo lograrlo. Solo después de aferrarse a Dios y vivir el duro proceso, la luz comenzó a llegar y nuevamente tocó el saxofón.
“Después de las quimio, intenté tocar el saxofón, no tenía la cantidad de aire para tocarlo, pero me recuperé gracias a mi Dios y aquí hay saxofonista para rato”.
Recientemente, el saxofonista viajó a la ciudad de Medellín, donde le confirmaron que en su cuerpo ya no hay células tumorales activas, por lo que hoy más que nunca le da gracias a Dios y busca ser motivación para los demás.
“Ya ahora se vienen controles y en el nombre de Dios, no hay más enfermedad. Considero que soy un milagro de Dios y por eso mi mensaje es que no vean el cáncer como sinónimo de muerte. Yo nunca tuve actitud negativa, fui positivo, me hice amigo de la enfermedad, la comencé a conocer y se lo dejé todo a Dios”, puntualizó.
Aquí la entrevista completa: