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Martha Ruiz Solera

Conocí a Martha Ruíz Solera, en las previas a la campaña a gobernación de su esposo Orlando Benítez Mora y de inmediato establecimos una conexión fraterna dada su espontaneidad y franqueza para decir lo que piensa, para exponerlo sin ambages ni eufemismos. Una mujer abierta, que siempre ha encontrado razones suficientes para el optimismo.

Martha no es psicóloga porque haya estudiado esa carrera o porque haya hecho una especialización, o porque trabajó en el Bienestar Familiar, en la Defensoría del Pueblo, en Bienestar de la Universidad de Córdoba, en la secretaría de Salud de Montería o incluso como primera dama del departamento de Córdoba.

No, Martha es psicóloga, por su intuición natural para establecer comunicación asertiva, por su capacidad connatural para tocar el corazón de las personas, por su sensibilidad a flor de piel y por su irremediable disposición para servir, ayudar y construir.

Todo gran hombre, tiene a su lado una gran mujer, esta es una frase sabia, pues la mujer, dice la Biblia, es la ayuda idónea y vaya que, para Orlando Benítez, Martha, ha sido no solo su ayuda, sino su gran soporte, su tabla de salvación en los momentos duros, su barca cuando la tormenta ha arreciado con fuerza. Al decir del poeta, ha sido la flecha en su arco, la piedra en su onda.

Pero Martha, la abnegada madre de Isabel Sofía, la hija huérfana que perdió a su padre por causa de la violencia cuando apenas era una niña de ocho años, la amorosa hija de Cruz Erlinda y hermana de Flor Ángela y José David, ha demostrado hasta la saciedad su gran capacidad de liderazgo, su fuerza para unir y cohesionar a un grupo alrededor de objetivos y metas comunes. Como Gestora Social de Córdoba, lo ha hecho extraordinariamente bien, aunque a ella no le gusta que le hagan este tipo de elogios, pues su condición humana está formada para servir en silencio, lejos de las adulaciones y de la publicidad, lo cual le ha resultado difícil en el mundillo de lo público y de lo político, donde muchas veces priman los resultados y efectos mediáticos.

Veo en Martha una gran lideresa, una mujer empoderada que lucha por empoderar a las demás féminas, que se siente herida cada vez que alguien hiere a una mujer por su condición de género, que se siente herida cada vez que alguien maltrata, violenta o explota la inocencia de un niño, que se siente herida cada vez que alguien abusa de una persona en condición de vulnerabilidad. Los líderes verdaderos, no son los que pronuncian grandilocuentes discursos, sino los que no resisten ni aceptan las injusticias, los que levantan su voz por aquellos que no pueden ser escuchados, pero también aquellos que no pierden la capacidad de asombro y creen en la utopía.

Hoy, Martha Ruiz Solera está de cumpleaños y no encuentro otra forma mejor de felicitarla, que, reconociendo su gran aporte a la sociedad cordobesa, pero también resaltando su rol de esposa, madre, hija, hermana, nuera, cuñada, amiga y cómplice de causas nobles.

¡Feliz cumpleaños gestora!

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