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El milagro de Lesly Mukutuy y los 40 días en que venció a la selva

“Es un territorio virgen. Entonces, ellos deben entrar limpios espiritualmente para que la selva nos devuelva lo que es nuestro”: estas fueron las palabras de Fidel Valencia, el abuelo de crianza de los cuatro niños que estaban desaparecidos en las selvas del Guaviare y Caquetá desde el primero de mayo y que lograron ser rescatados este viernes, 9 de junio, por las Fuerzas Militares.

Su extraordinaria historia es una celebración de la tenacidad, la resistencia y la esperanza, encarnadas en particular por la hermana mayor, Lesly Mukutuy.

La muerte en la cosmovisión indígena tiene que ver con la tierra, no sólo por el lugar donde está enterrada la persona que muere, sino por el sentido: es el lugar donde vuelven los ancestros, un lugar sagrado. La tierra es fundamental para darle sentido, retorno a esos seres.

Por eso, toda la vida de Lesly Mukutuy se ha dirigido a este momento.

Desde el minuto en que nació, hace 13 años, cada respiro que dio en las agotadoras caminatas en selva de Caquetá y Guaviare. Cargando a su hermanito, Cristin Neruman Ranoque, un bebé de un año, y llevando a sus otros dos hermanos, Soleiny Mukutuy, de 9, y Tien Noriel Ronoque Mukutuy, de 4 años hacia la nada.

Porque la supervivencia es insuficiente en una selva como la de Caquetá y Guaviare, y el mañana no se le promete a nadie.

En una selva tropical con humedad del 80 %, donde siempre llueve y el sol no llega, con árboles de más de 60 metros de altura, la posibilidad de orientación se reduce al mínimo.

Por eso allí, en la naturaleza hostil, Lesly renació, no por ella, no con egoísmo, sabía que encaraba la muerte de sus hermanos, la presión insostenible de la muerte ajena. Y lo peor de todo: la soledad y la supervivencia propia.

Con hambre, sed, calor, cansancio, humedad, largas caminatas y animales salvajes como enemigos implacables, Lesly Mukutuy demostró que la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es ese pequeño extra, en medio de la adversidad más extrema, la esperanza y la resiliencia pueden prevalecer.

El milagro que Lesly, sus hermanos y Colombia esperaron durante 40 días se produjo este viernes con el hallazgo y rescate de los cuatro niños indígenas en la selva amazónica.

Los hermanos fueron hallados pasadas las cinco de la tarde en un punto remoto entre los departamentos de Caquetá y Guaviare, donde fueron buscados sin descanso durante semanas por unos 200 militares, entre ellos comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército e indígenas de varias tribus conocedores de la selva, todos unidos en la operación Esperanza.

Tras el hallazgo, los niños fueron atendidos por médicos de combate del Comando de Operaciones Especiales desplegados en la zona y ya, de noche, trasladados en helicóptero a la base militar de San José del Guaviare, capital del Guaviare, en donde “fueron estabilizados”.

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