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Expresidente Jair Bolsonaro es inhabilitado para ejercer cargos públicos por ocho años

El tribunal electoral de Brasil inhabilitó este viernes al expresidente Jair Bolsonaro para ejercer cargos políticos durante ocho años en un juicio por las falsas afirmaciones del expresidente de derecha sobre las elecciones del año pasado.

Con esta decisión, adoptada por cinco votos frente a dos en el Tribunal Superior Electoral (TSE), el exmandatario no podrá concurrir a cargos electivos ni ejercer puestos en la administración pública durante un plazo de ocho años, contados a partir de octubre de 2022, cuando se celebraron los comicios ganados por Lula da Silva.

Para una condena por los cargos de “abuso de poder político y uso indebido de los medios de comunicación” era necesaria una mayoría del pleno (al menos 4 de 7 votos).

El punto central del juicio contra Bolsonaro en el TSE era una reunión a la cual el exmandatario convocó a medio centenar de embajadores extranjeros en la residencia oficial de la Presidencia, el 18 de julio de 2022, para descalificar gravemente el sistema electoral y acusar a la Justicia de maniobrar en favor del hoy mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Ese encuentro, en el que Bolsonaro vertió sospechas infundadas sobre las urnas electrónicas que Brasil usa sin denuncias de fraude desde 1996, fue transmitido por la televisión pública y las redes sociales.

Ese hecho, según dice la sentencia leída este viernes, configuró un “abuso de poder político, conductas vedadas y desorden informativo” y también un “uso indebido de predios públicos y medios de comunicación”, pues Bolsonaro ordenó que la televisión pública transmitiera el evento.

Las consideraciones de la mayoría de los jueces en el proceso fueron incluso más allá y enmarcaron esa reunión en una “sistemática campaña de desinformación” que
Bolsonaro mantuvo contra la Justicia electoral
 y todas las instituciones democráticas del país.

El discurso de Bolsonaro, según dijeron algunos jueces, hasta pudo incitar el asalto a las sedes de los tres poderes del pasado 8 de enero, cuando una horda de bolsonaristas sembró el caos con la intención de llevar a las Fuerzas Armadas a derrocar a Lula.

Pero el expresidente insistió hasta el último minuto que el juicio “no tiene ni pies ni cabeza” y volvió a insinuar que los magistrados del TSE actuaron para favorecer a Lula da Sival en la pasada contienda electoral.

“No ataqué el sistema electoral, mostré posibles fallos”, aclaró.

Asimismo, defendió que no podía ser procesado por “noticias falsas” porque es un concepto que no está asentado en la ley e invocó el derecho a la libertad de expresión.

Pero durante el juicio, cinco de los siete miembros del TSE respaldaron la posición del relator del proceso, Benedito Gonçalves, quien consideró a Bolsonaro culpable de “abusos de poder” durante la campaña para las elecciones de octubre del año pasado.

El juez Alexandre de Moraes, el último en emitir su voto este viernes, afirmó que la sentencia es una respuesta al “degradante populismo nacido en los discursos de odio y antidemocráticos, que propagan una asquerosa desinformación” no sólo en Brasil, sino en “todo el mundo”, con el “único objetivo” de “engañar” a los electores.

“No eran opiniones personales”, como sostuvo la defensa, dijo el juez De Moraes, quien enfatizó que se trató de “mentiras permanentes y fraudulentas” que apuntaban a “subvertir y pervertir” el proceso electoral y con eso, “a la propia democracia”.

Agregó que “libertad de expresión” no es “libertad de agresión”, de “mentira”, de “desinformación” y de “fraude”, ni una herramienta para que “líderes populistas y extremistas conquisten al elector” con “discursos de odio y antidemocráticos” difundidos en las redes sociales “con un barniz falso de veracidad”.

El juez André Ramos Tavares apuntó por su parte que el discurso de Bolsonaro se convirtió en una “narrativa delirante con efectos nefastos para la democracia”, y no se trató de un acto aislado, sino de algo “concatenado estratégicamente a lo largo del tiempo, con fines electoreros”.

“¿Qué puede ser más grave para un jefe de Estado que, con objetivos electorales, movilizar el aparato de la República para transmitir intencionadamente la idea de que las elecciones brasileñas no son limpias?”, agregó el magistrado Floriano Marques, al justificar su voto condenatorio.

Uno de los votos favorable a Bolsonaro fue el de Raul Araújo, para quien “la intensidad del comportamiento no fue tal para justificar la medida extrema de la inelegibilidad”.

Bolsonaro se suma hoy a otros dos exjefes de Estado brasileños que también fueron despojados en algún momento de sus derechos políticos desde el restablecimiento de la democracia, en 1985.

Ahora, el fallo del Tribunal Superior Electoral (TSE) deja a Bolsonaro fuera de las presidenciales de 2026, lo que puede abrir una carrera por la sucesión en el liderazgo de la derecha brasileña. No obstante, la defensa del expresidente anticipó que apelará la decisión.

“Conversaré con mis abogados y habrá un recurso ante el Supremo Tribunal Federal”, dijo el exmandatario en una entrevista a la emisora Itatiaia, horas antes de que el Tribunal retomara el juicio en su contra este viernes.

Bolsonaro enfrenta hoy en día más de una decena de otros procesos administrativos en el tribunal electoral y es objeto de cinco investigaciones en la corte suprema, con penas susceptibles de prisión.

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