El problema que tenemos hoy en Colombia, uno de tantos; es la tendencia de una economía superflua que tiene al país en un declive de estancamiento cíclico, el cual no garantiza una sostenibilidad hacia un futuro estable.
En una nación en la que aproximadamente el 40% de las exportaciones dependen del sector de hidrocarburos, hay interrogantes por el plan que pretende sustituirlas y que, según el gobierno, se concentraría en otros “focos de apalancamiento económico”.
Por lo tanto, lo que se le avecina a nuestro país en materia petrolera y al mundo a mediados de los años 2050 y lo que las cifras dicen sobre el consumo global de petróleo y de gas será prácticamente exponencial, lo que, en consecuencia, existirá cabida para más combustibles y para otros tipos de energías, pero así mismo, la humanidad va en constante crecimiento y de su mano, el consumismo. Lo que resume y conlleva realmente, a un negocio muy importante para nuestro país, el cual Colombia no tiene por qué renunciar a ello, hacerlo sería un detrimento patrimonial invaluable.
Hace cuatro años el líder del presente gobierno nos dijo; “escojamos entre aguacates y frutas o petróleo”, luego nos dicen que “turismo o petróleo” y ahora nos dicen que “reindustrialización o petróleo”. Lo más correcto e inteligente, es seguir trabajando con el petróleo y con el gas, e ir fortaleciendo las demás viabilidades de crecimiento en las que se puedan trabajar. Eso es lo que están haciendo todos los países del Mundo, analicemos a Estados Unidos que es una potencia económica y en este momento están adelantando descomunales proyectos de exploración petrolera en Alaska y en el golfo de México. Y para colmo, de todos los países de la Tierra, el único país del mundo donde tenemos un gobierno con una actitud ingenua frente a los temas de extremismo ambientalista y responsabilidad ambientalista, y que decidió declararle la guerra al petróleo y al gas se llama Colombia.
Ya es hora de gobernar con competencia y responsabilidad, que el futuro de Colombia es ininteligible, ya basta con estos diez meses de incertidumbre. Colombia sin los ingresos del petróleo y gas, puede colapsar su economía, además; se está hablando entre especialistas de la materia, que las importaciones de gas a Colombia experimentaran un aumento duro a partir del 2026, porque esa idea de que tenemos reservas para 7 años y medio no garantiza que se tenga gas disponible para futuras generaciones.
Y para finalizar quiero aclarar lo siguiente; Colombianos dejemos las ilusiones a un lado y no comamos del “cuento” que andan diciendo, que en un ambiente de TLC el cual funciona actualmente en Colombia, se va a industrializar el país y eso lo sabe el actual ministro de comercio exterior quien ha publicado diversos artículos del tema, diciendo que es imposible desarrollar la industria nacional en ambiente de TLC, y estamos hablando de una persona que tiene el conocimiento pleno en la materia, pero parece que se le está olvidando.
Por favor es sencillo, pónganse de acuerdo en aunar los esfuerzos por mejorar la economía nacional, y busquen de manera urgente renegociar los TLC, porque estos fueron diseñados para imponernos el extractivismo como manera económica especializada en la producción de materias primas agrícolas y los minerales que es lo que hoy estamos padeciendo y por último defiendan el oro negro, que sin él nos estarían llevando a pasos agigantados hacía unos graves efectos macroeconómicos drásticos e inmediatos sobre la tasa de cambio y la balanza comercial.