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El Vuelo del Águila: Alberto Hernández y las Maravillas del Realismo Mágico

Por: Eliecer Doria Ferrer

ALBERTO HERNANDEZ VASQUEZ, autor de “GABOLOGIA o GABOLATRIA” (Manexca Editores), como en su momento lo hiciera don Alonso Quijano al obsesionarse con las novelas de caballería, para terminar transformado en el hidalgo de la triste figura, desde las aulas de la Universidad Nacional de Colombia, donde recibió el título de Licenciado en Filología e Idiomas; desde la Universidad Santo Tomás, donde se tituló como especialista en Literatura de Colombia; en todo su recorrido como conferencista y profesor de Universidades como la del Sinú e instituciones educativas como el Colegio Marceliano Polo de Cereté; en sus columnas publicadas en los principales medios de comunicación del país; en su activismo como dirigente de organizaciones sociales y sindicales como Fecode, Ademacor y Fetracor, pero especialmente en su magisterio como educador en el CONALCO de Montería, su colegio, nuestro colegio; llevaba siempre como bandera de sus actividades una frase de Gabriel García Marquez, mediante la cual explicaba el origen profundo, el contenido, la trascendencia y la relevancia de los personajes del universo macondiano.

Su obsesión por el realismo mágico, por lo real maravilloso y por la vigencia universal de los protagonistas que encarnan el pensamiento de García Marquéz lo llevaron a convertirse en un personaje más del mundo mágico de Macondo.

Ello se puso de manifiesto con ocasión de su fallecimiento el 10 de marzo de 2024.

Recordemos que en la Crónica de una Muerte Anunciada, “El dia en que lo iban a matar SANTIAGO NASSAR se levantó a las 6:30 de la mañana….”.

Con Alberto se presentó un episodio similar: Cuarenta y cuatro horas antes del día en que escogió para morirse, frente al mar caribe de San Antero (como lo hiciera muchos años atrás su admirada Alfonsina Storni), se reunió en el Centro Cultural del Banco de la República de Monteria con una pluralidad de amigas y de amigos vivos y muertos.

El pretexto lo constituyó el lanzamiento de sus obras ¿GABOLOGIA o GABOLATRÍA? y LECCIONES DE LITERATURA COLOMBIANA, publicadas bajo la coordinación editorial de María Cristina Hernandez Capdevilla, su hija, “La hija del Profe”, comunicadora social,Periodista, especialista en literatura colombiana y muy digna hija del Maestro. También su “cómplice”.

María Cristina, organizó el evento en dos actos: Uno, para rememorar episodios que recordaran los amigos sobre la vida y obra literaria del maestro y su devoción por la enseñanza y por la obra de Gabo.

El segundo, acto dedicado a intercambiar observaciones sobre la trascendencia sociocultural, filosófica y política del pensamiento y las obras del autor de Cien Años de Soledad y sobre la Universalidad de su Pensamiento Creativo.

En intervenciones menores de 10 minutos desfiló una pluralidad de compañeros conalquistas, condiscípulos del maestro, colegas educadores y, amigos vivos y muertos.

La enumeración es imposible. Aquí algunos nombres: Cecilio Abdala, Jose Luis Garces, Oscar Vega, Morgan Jimenez, Luis Alberto Doria Ferrer, Roger Serpa, Alexis Roca, Betty Doria de Cordero, Mercedes Espitia, y unos 43 etcéteras mas.

Todos exaltaron a ALBERTO a MIRTHA su esposa y a su querida familia de la que hacen parte varios de sus hermanos.

Alberto a veces sonreía, pero la mayor parte del tiempo se mantuvo callado, o “como ausente” – Pablo Neruda.

En la segunda parte, casi todos evocaron alguna frase de García Marquez que conocieron porque se la escucharon reiterativamente al amigo y maestro.

Por petición de María Cristina, Alberto con gesto inexpresivo leyó una parte de su ¿Gabología o Gabolatría?, en la que destacó su percepción del Nobel de Literatura en tres instantes de su vida:

En la primera lectura exclamó: “Esto ya se lo había oído a mi abuela”; en la segunda lectura, durante sus estudios en la Universidad Nacional percibió: “Esto es lo mismo que se dice en todos los rincones del país” y en la tercera parte, durante su Magisterio:

Esta es la síntesis de lo que en los últimos 3.000 años han dicho los filósofos y escritores de todos los rincones del mundo, incluidos quienes escribieron La Biblia , El Quijo, Las Mil y una Noches e hizo una referencia al aporte político de Gabo a la transformación revolucionaria de las sociedades contemporáneas.

Mención especial se hizo en el grupo a aquellos maestros que están en el pensamiento y en el corazón de los cordobeses.

Eduardo Blanco Niño, Eduardo “El Pibe” Pastrana Rodriguez, Manuel Zapata Olivella, David Sánchez Juliao, Francisco Zumaqué Gómez, Luis Majin, Alejandro Pérez, Fernanda Ruiz Berrio, Guillermo Vergara, Antonio Mora Vélez, Hernando Santos Rodriguez, Edgardo Nieto Visbal, Santander Suárez Brango, Jairo Anibal Doria Ruiz, Juan Gossain, Jairo Romero Mercado, Alfredo Mestra Diaz, Alberto Gomez, Roberto Yances Pinedo, Edilberto Kerguelen Argumedo, Martha Gulfo, Alvaro Corena Escorcia, Alfonso Cujavante Acevedo, Carmen Cecilia Morales, Guillermo Valencia Salgado “El compae Goyo”, Leopoldo Berdella de la Espriella, Raul Gómez Jattin, Soad Louis Lakah, Aglaé Caraballo, Pablito Florez, al sabio e inolvidable abuelo Rafael Vásquez Cuitiva; A hombres de Letra y de empresas como “Pito” Taboada, Severo J.Garcia, Francisco García Pineda, Rosendo Garces,Plinio D’Paola, Julio Paternina, Carlos Mafioli y a lideresas como Juana Julia, Vicente Adamo y Antolín Diaz, entre otros.

Menciones significativas se hicieron respecto a Alfonsina Storni y al Poeta Luis Carlos López (autor del poema “A mi ciudad Nativa”, que fue grande en tiempos coloniales y que hoy, presa de rancio desaliño sólo inspira ese cariño, que uno le tiene a sus Zapatos Viejos).

Culminado el acto, le comenté a Alberto: “Todos hablaron de ti en pasado. Como si ya te hubieses muerto”

Y destaqué: “Según Gonzalo Bernal -editor de las obras de El Tuerto Lopez- este escribió un poema en el cual, relató que imaginaba la cantidad de amigos que lo elogiarian el dia de su funeral y que dirían tantas cosas ciertas y no ciertas de su vida.

Rematando: “ante tantas barbaridades, nada podré decir. Estaré indefenso”.

Agregué que Manuel Zapata Olivella tambien se imaginó su funeral, destacando cómo las negritudes, con ritmos africanos saltarían sobre su ataud.

Y concluí: “Tu no necesitas imaginar nada, porque ya hoy se ha dicho todo lo que se diría en tu funeral!”

Al notarlo impactado, tercié agregando: “¡Tu obra es grandiosa! ¡Merecedora de reconocimiento Universal!”

Ante lo cual, sonrió, me dio un empujoncito cariñoso y me advirtio que Mirtha, Maria Cristina, él y un grupito que le había confirmado su asistencia, me esperaban en su casa a las 7:00 de la noche de ese 08 de marzo.

Fue la última vez que lo vi.

Dos días despues, en la funeraria cuando saludé a Maria Cristina, ella serena me preguntó: “¿Cómo te parece lo sucedido?”

Le contesté: “¡Maravilloso! Hay que llorar y vivir el dolor por la partida de Alberto. Pero ahora, comienza la Leyenda. Y no hay duda que se transformó en un personaje mas del Realismo Magico de Macondo”

John Steinbeck, diría que posiblemente las cosas no sucedieron así, pero que tampoco hay que descartarlas.

Pero lo cierto, según la mitología grecolatina es que “el Águila vuela muy alto durante los días de Marzo”.

Por ello, Alberto partió raudo en el mes de marzo, a encontrarse con Gabo, y no en Agosto como el Nobel lo esperaría.

Alberto: Paz Inverencial.

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