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Poemario de 4 escritos

Por: Carmenza Córdoba

I

Morfeo, llévame en tus brazos 

Ráptame del mundo, de mi realidad. 

¿Acaso no soy digna de tu misericordia? ¿O es que tu piedad es selectiva? 

La noche apareció antes de tiempo Los oscuros tules de su hermoso vestido adornan mi ventana 

Mientras mi mente suplica la paz. 

La vida es tan dura, así te muestre sus flores más hermosas 

Y el suplicio eterno del alma que no descansa presa de la angustia 

Está presente, siempre ahí,

En cada palabra hiriente, 

En cada acontecimiento triste, 

En cada prueba que el destino pone para fortalecer el espíritu. 

Ya quiero que deje de doler, ya quiero descansar 

Regálame el dulce sedante de tu copa, oh divinidad onírica 

Y dale el reposo a mi alma atormentada que tanto lo necesita. 

II

Fuiste para mí como el unicornio azul de Silvio y,

A veces me pregunto por qué desapareciste.

¿Acaso mis pastos no te hacían feliz, 

O los arroyos de agua fresca no fueron suficientes para ti?

Las flores que dejaste tras de ti

Aún no se marchitan, pero te necesitan.

Ellas gritan tu nombre en medio de la penumbra

Mientras mi mirada busca la tuya.

Extraño viajar por el arco iris en tu compañía

Mientras estoy encima de ti, acariciando tus crines y escuchándote reír, 

Así odies a los músicos explosivos que tanto me gustan.

Regresa, extraño los espacios de tu carruaje áureo. 

Conoces el camino,

Deja de mirar de lejos y regresa a mis prados que se secan en soledad.

III

Me acusas de un delito

Cuando has sido tú quien lo ha cometido

Dices que quiero alejarte de tu seno

Tal y como se arranca una planta en el suelo

Para ser trasteada a un tiesto.

¿Quién ardió en celos al pensar en que alguien más podría disfrutar de mi cuerpo?

Pero te dio miedo sentir todo ese raudal de emociones

Esas que sentías siendo un efebo con ganas de comerse el mundo

Y de comerme con la mirada mientras pasaba por tu lado.

El tiempo ha sido cruel con ambos,

Pero más se ha ensañado contigo.

Te ha vuelto cobarde, 

Tu mente está cuál fruto que vuelve a verde

Y me acusas de algo que no he hecho

Por tu perra cobardía de no admitir

Que te mueres por mí.

IV

Mi niña azul no es azul

Pero su mundo lo es

Mientras yo veo un árbol

Ella ve los nidos y admira los plumajes de los pájaros que los moran

Ve el universo respirar a través de las hojas y percibe el polvo estelar.

Mi niña azul vibra diferente

Camina por el cielo 

Con los pies sobre el suelo 

Su dulce mirada cautiva demonios furibundos

Y los transforma en dóciles cachorros a los cuales les canta canciones de cuna.

El grácil aletear de sus delicados dedos 

Le hace navegar por el mar de sus emociones

Para ella, la alegría y la ansiedad son riachuelos fáciles de cruzar

Si su aleteo está presente.

Mi niña azul, rizos de azabache 

Sonrisa de emperatriz conquistadora

Guerrera de mil batallas contra un mundo

Que a veces no la comprende.

Alma superior y pura

Dueña de mis días y noches

Mi motivo para vivir

Exorcizas la oscuridad con tu sonrisa

El miedo no mora en ti porque ves más allá del velo 

Y todo fluye natural.

Mi niña azul

Mi niña de las estrellas

De belleza inefable

Mente prodigiosa, guía del ensueño

¡Mi diosa del todo!

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