Por: Jairo Aníbal Doria
La preocupación se ha apoderado de los colombianos ante la posibilidad latente de enfrentar un escenario de racionamiento de energía y un colapso del sistema eléctrico nacional.
Mientras el sistema nacional interconectado emite llamados de alerta sobre la disminución alarmante del nivel de los embalses debido a la escasez de lluvias, el consumo de energía continúa en aumento sin que se implementen planes concretos para incentivar el ahorro tanto en los hogares como en las empresas.
XM, el administrador del sistema interconectado nacional de energía en Colombia, envió una carta urgente al Gobierno advirtiendo sobre el riesgo inminente de apagones y solicitando la implementación inmediata de 13 medidas transitorias.
Según los datos proporcionados, los embalses de las hidroeléctricas se encuentran apenas al 31.61% de su capacidad, una cifra por debajo de los mínimos históricos de los últimos 20 años, debido al fenómeno de El Niño que ha reducido drásticamente las lluvias.
La Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen) hace hincapié en la gravedad de la situación, advirtiendo que el país se encuentra en la fase final de la temporada de sequía y que no se puede bajar la guardia.
A pesar de las expectativas de que las lluvias lleguen en las próximas semanas, el consumo eléctrico ha aumentado un 8,31% en comparación con el mismo período del año anterior, lo que dificulta la recuperación de los embalses y la operación de las plantas térmicas.
Ante este panorama crítico, el Gobierno nacional anunció directrices para implementar medidas de ahorro de energía eléctrica y agua en el sector público y fomentar la disminución del consumo de servicios públicos, incluyendo el diseño de esquemas de trabajo en casa y la promoción del ahorro en las comunicaciones institucionales.
Esto para el llamado “nivel central” de la Rama Ejecutiva, únicamente.
El sector energético ha hecho un llamado urgente a tomar medidas concretas, motivar el ahorro de agua y energía y, garantizar la sostenibilidad financiera de las comercializadoras de energía.
Los embalses continúan desocupándose peligrosamente, y el riesgo de un eventual racionamiento del servicio de energía es una preocupación latente para todos los colombianos.
Los recuerdos del gran apagón durante el gobierno de César Gaviria en 1992 están presentes en la mente de muchos colombianos.
Aquella crisis energética, provocada por el fenómeno de El Niño, llevó al país a enfrentar sequías sin precedentes y medidas de racionamiento nunca antes vistas.
Ahora, ante una situación similar, el país se encuentra en alerta, consciente de la necesidad de tomar medidas urgentes para evitar se repita aquel oscuro episodio en la historia energética de Colombia.
