Por Blanca Berrío Montiel
Montería. Ana, una mujer de 44 años de edad, hace parte de los 246 profesionales del sector salud que tienen Covid-19 en Montería, aunque tiene signos de notable mejoría también persisten muchos de los síntomas.
La protagonista es auxiliar de enfermería de un centro asistencial de la capital. El pasado 11 de julio se hizo una prueba y tras quince días le notifica la EPS el resultado positivo para Covid-19, al activarse los protocolos, a los miembros de su familia, 10 en total, también les tomaron muestras y además de la mujer, su esposo dio positivo.
Aunque la EPS les ordenó medicamentos, su familiares decidieron aislarse y no ser propagadores del virus en las casi interminables filas que se hacen para reclamar la droga. Y pese a lo que ha ordenado el Gobierno Nacional, la entidad no envió los medicamentos a la casa.
Además, Ana fue valorada por médicos particulares conocidos por sus familiares y las recetas eran pedidas por domicilio.
El coronavirus se le manifestó con mucha dificultad respiratoria, lo que le impedía acostarse en la cama, ya que le generaba ahogamiento, por lo que sus noches pasaban recostada en una mecedora, con almohadas.
Como pese a que ha pasado el tiempo y sigue con molestias, la EPS le tomó una segunda muestra el pasado 4 de agosto y ayer domingo 9 de agosto le notificaron resultado nuevamente positivo.
“Su sistema inmune está muy afectado”, sostiene un familiar con gran preocupación.
Y pese a los ‘ojos’ que hay encima de todo lo relacionado con el Covid-19, para algunas Administradoras de Riesgos Laborales, el trabajador es un número más, un código y está lejos de ser considerado un ser humano.
“No sabemos cómo el médico laboral de la ARL Sura la quiere regresar a laborar porque, según ellos, superó el Covid”, aseguró la hija, quien explicó que la EPS ya no le da incapacidad porque su caso pasó a la ARL y esta ya le envió orden para su reintegro porque no afectaría el desempeño de sus labores.
Lo que les llama la atención a la familia de Ana es que toman la decisión sin realizarle exámenes previos, placas de tórax ni dada, ni ver la evolución o la condición actual de la paciente, y lo que es peor, sabiendo que salió positiva para Covid-19.
“No está apta para trabajar aún, no puede desplazarse por tramos largos, ya que presenta signos de fatiga”, le aseguró a Zenú Radio, la hija de Ana.
La angustia de la familia no es menor si se tiene en cuenta que la paciente tiene otras comorbilidades como obesidad mórbida, además de hipotiroidismo que le ha impedido bajar de peso e hipertensión.
Ana (nombre cambiado)
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