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El problema de la abstinencia al voto de opinión

Opinión. Por Jesús Fernández, abogado.

La presente columna no va dirigida a partidario determinado como tampoco busca reprochar o exaltar a ningún grupo político en específico, tampoco  se hablara de los resultados positivos o negativos obtenidos de los diferentes partidos y candidatos políticos a la cámara, senado y a la consulta presidencial en aras a no tocar ningún sentimiento proselitista. Solo me limitare por temas de  imparcialidad a resaltar un poco, por experiencia vivida como jurado de votación, acerca de la abstinencia de muchos ciudadanos hacia el voto de opinión, su apatía reflejada en las mesas de votación y la cantidad de clientelismo populista que aun hoy día se ve,  la cual es preocupante y más aun  después de tantos sinsabores y experiencias negativas pasadas respecto a ciertos mandatarios de orden, Nacional, departamental y local.

Empezare diciendo que, como jurado de votación, observé una cantidad significativa de votantes, que solo acudían a la mesa de votación en busca del tarjetón al senado y cámara de representantes, omitiendo tomar el de la consulta presidencial, aun a pesar de que se les sugería tomarlo para efectos de ejercer en totalidad su derecho al voto en el sentido de decidir quién debería ocupar el cargo de la presidencia y por ende dirigir los designios administrativos, políticos, sociales y económicos de nuestro país. La ciudadanía en general ha mostrado una seria apatía hacia el voto de opinión, claramente la mayoría de votos de una u otra forma  comprados y por esta razón es que mucha gente salió a votar para senado y cámara y aun así se encontraron muchos tarjetones dañados, tachados, con diversas enmendaduras y hasta con cómicos dibujos caricaturescos hechos con el bolígrafo morado ubicado en los cubículos de votación.

Se podría decir entonces que esos individuos soeces que fueron a pasear o perder el tiempo en la jornada electoral, marcando en cualquier lugar del tarjetón menos en el cuadro  donde yace el número del candidato o el cuadro del partido, no solo carecen de pedagogía electoral sino también de cultura ciudadanía y sentido de pertenencia.  Sin duda son esas mismas personas las que luego se quejan alegando que el presidente de turno es un mal administrador, que no ejerce sus funciones como jefe de estado, jefe de gobierno y suprema autoridad administrativa como debe ser, y con pataletas y gimoteos se disponen no solo a criticar pesimamente al mandatario vigente sino también a realizar protestas, bloqueos, saqueos, entre otros actos vandálicos, pudiendo demostrar un poco de amor o de compromiso por el bienestar y mejoramiento de la patria, al momento de votar. No por el tamal y el incentivo económico, no porque le dijeron que el candidato era perfecto, no porque se pronuncia como el salvador, sino por simple y llana convicción, por compartir y compaginar en su ideología y proyecto o proyectos políticos, pero se debe tener esa voluntad de votar, de ejercer el derecho al voto, con o sin incentivo, porque con nuestro voto puede subir  al poder  un pacifista, un idealista con buenas y sanas metas para el desarrollo íntegro del país  o un terrorista. En nuestras manos esta decidir por el mejor candidato, por ende motivo a todo el que este leyendo esta columna a que en las elecciones a la presidencia, salgan a votar con determinación y buena voluntad. Se trata más que todo de un voto de opinión que podría cambiar el rumbo de nuestra historia. Hagamos que sea algo real y tangible.

Aunado a lo anterior, me mantengo ferviente en mi opinión, de que todavía falta mucha organización en el tema de las charlas sobre pedagogía electoral, especialmente en zonas veredales donde poco o nada llega el internet. Hay mucha gente de zonas rurales que no saben votar y que además no conocen el rostro o el número de su candidato  y esas confusiones atrasan e impiden el eficaz funcionamiento del aparato electoral reflejado en las mesas de sufragio. Es necesario instruir a las personas a ejercer su derecho al voto, sin miedo, con convicción más no por coacción. Debería ser no solo un derecho sino una obligación votar, ya que el compromiso por el mejoramiento de la calidad de vida y de los estándares mínimos en derechos fundamentales, sociales, políticos y económicos es de todos. Nosotros los ciudadanos conformamos la Nación, razón por la cual debemos estar más encaminados a votar y sobre todo a votar bien, preferiblemente de opinión.

En síntesis, el llamado que hago seria al de no cohibirse de acercarse a las urnas solo porque no le dieron el tamal prometido o el billete de cincuenta. Salgamos a votar masivamente porque es nuestro deber moral con relación a nuestra patria. Recordemos la famosa frase de Jorge Eliecer Gaitan: “El pueblo es superior a sus dirigentes”. No le temamos al cambio, seamos el cambio que queremos ver en nuestro país.

 

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