Por Bibiana Cabarcas*
Todavía suenan los ecos del discurso de Petro en la ONU, en donde siguió al pie de la letra toda la ideología progresista, muy bella, por cierto, de protección al medio ambiente, de salvar la Amazonía y de proteger a la naturaleza de la depredación humana. Discurso que apeló a la emotividad y al querer de los que votaron por él; éstos lo ponderaron y alabaron de tal forma, como si hubiese sido un antes y un después en la ONU, en fin, para eso existen los gustos.
Sin embargo, no todos son de la opinión de los progres seguidores de Petro, y el discurso, que ni fue el mejor, ni el más visto u oído a nivel mundial, ni marcó un antes ni un después en el auditorio de la ONU, para el concierto internacional de naciones deja un sinsabor y más dudas que claridades respecto a la política en contra de las drogas que asumirá Colombia en estos cuatro años. Para nadie es un secreto que ostentamos el deshonroso título de productores mundiales de cocaína, que este dinero manchado de infamia también es el motor que alimenta la guerra interna desde hace mucho tiempo, y que todo lo que se ha intentado hasta ahora para frenarla, ha fracasado. También es cierto que no es del todo comprensible cómo toda una potencia como lo es Estados Unidos, se deje invadir de enormes cantidades de cocaína lanzadas en lanchitas o desde el aire por narcos criollos ¿complicidad? quien sabe, esta “industria” mueve millones de dólares con los que se han comprado y se compran conciencias. Pero, resulta un tanto descabellado decir por parte del mandatario nacional, que es más perjudicial el petróleo que la cocaína, desconociendo todo el cúmulo de tragedias que la cocaína y su tráfico han traído a millones de familias que han visto cómo a sus hijos se los han devorado las drogas. No es correcto poner por encima de la vida humana la ideología.
El perdón social que se traduce en impunidad a todo tipo de delincuentes, cobijará seguramente a estos traficantes ¿qué pasará con ellos? ¿Se legalizarán sus millonarios negocios? No les será fácil dejar un comercio tan rentable como las drogas a cambio de perdón y no extradición, qué políticas de sometimiento adoptará el gobierno para que estas personas dejen el “negocio” y no inunden las selvas que tanto quieren proteger, de más coca y marihuana. De todos es sabido que los cultivos ilícitos causan más deforestación y contaminación que los cultivos lícitos y la ganadería.
A todas estas, es con gasolina, derivado del petróleo, con que funcionan estos laboratorios de procesamiento de coca.
Legalizar las drogas, sería una decisión unilateral del gobierno de turno, que debería contar para ello con el concurso de la comunidad internacional, que, hoy por hoy, no vería con buenos ojos esta decisión y nos convertiría en un narcoestado paria a nivel internacional.
*Comunicadora Social. Especialista en gerencia del talento humano y marketing político y Estrategias de Campaña. Cursando maestría en educación. Docente del municipio de Montería en lengua castellana.