Por Antonio Navarro Jr.*
La coherencia es una cualidad humana que arropa a los otros valores como una manta protectora que le da credibilidad y valor a lo que queremos proyectar ante la sociedad. Por eso es fundamental que seamos coherentes en nuestras vidas.
La coherencia es una de esas actitudes que podemos exigirle a una persona en la cual hemos confiado; si bien es cierto que esta, como algunas otras, es potestad de cada quien asumirla o no, quien no lo haga no puede esperar que otros confíen en su discurso ni en su actuar ni en su buena fe.
No es coherente pregonar austeridad y ser derrochador a la vez, como tampoco lo es predicarla y no aplicarla; exigírsela a los demás, pero no hacer lo propio es de por sí un mal ejemplo.
En este sentido, hay profesiones en las que es imprescindible la coherencia, como lo es la política, pues siendo la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, así lo requiere. Y aquí se da la máxima contradicción del político, porque en su afán de convencer al electorado promete a las masas ‘cielo y tierra’ a sabiendas de que no lo podrá cumplir. De tal manera, que el político y luego funcionario suele ser incoherente, cuando debería ser el más coherente de la sociedad.
En el aspecto religioso se presentan muchos casos de incoherencia, a veces por ignorancia otras veces por mera hipocresía. El más grande ejemplo es andar con la biblia bajo el brazo, predicando la palabra y ser una mala persona, o pregonar la caridad de Cristo y no ser capaz de ayudar a alguien necesitado, permanecer largo tiempo orando en una iglesia, pero al llegar a casa ser un mal padre o madre.
Y en el ámbito institucional, el panorama es parecido, por ejemplo, cuando se aplica o se pretende aplicar una justicia diferencial, selectiva. No hay coherencia muchas veces en el juzgamiento de los delitos o en la sanción de las contravenciones, tampoco en la asignación de las penas. ¿Por qué las expresiones de racismo contra unos personajes se pretenden castigar con severidad, mientras que en otros casos las autoridades ni se inmutan? ¿por qué cuando el vandalismo es generado por los contrarios es condenable, pero cuando lo causan los míos no? ¿es coherente que para unos casos haya mano dura y para otros no?
Una justicia incoherente es tan peligrosa como la maldad misma en una sociedad. De hecho, en el concepto JUSTICIA va implícita la COHERENCIA. No se puede aplicar una sin que exista la otra.
En todo caso, si no eres coherente como persona o como profesional (o no te interesa serlo) simplemente no prometas lo que no puedes o no quieres cumplir, no pregones lo que no vas a hacer, no pidas a otros lo que tú no puedas dar.