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Adultos mayores aprendieron a leer y a escribir en el programa de Alfabetización de la Alcaldía y Unicórdoba

Montería. Felicidad y gozo es lo que embarga a la familia de Idalides Benítez Cogollo de Lozano, la abuelita monteriana nonagenaria que es ejemplo de superación y constancia educativa. Ataviada con su toga y birrete, esta aplicada alumna de 97 años recibió su primer diploma tras haber cursado y graduarse de los grados 1º, 2º y 3º de primaria, demostrando que nunca es tarde para aprender, especialmente a leer y escribir, que era uno de sus deseos más grandes desde que se inscribió en el Programa de Alfabetización CLEI 1, liderado por la Alcaldía de Montería y la Universidad de Córdoba desde 2021.

“Dios los bendiga por esta oportunidad, me siento feliz”, dijo con voz pausada pero firme la abuela que, a pulso y a punta de trabajo en el campo, sacó adelante a 10 hijos, los crió y educó, pero nunca se dio por vencida y por ello, llegó a la Institución Educativa Camilo Torres, en el barrio Mocarí, y manifestó su deseo de aprender y conocer las letras y números, pues de niña no tuvo oportunidad de hacerlo porque sus padres eran de escasos recursos y en ese entonces se tenía la creencia de que las mujeres aprendían a leer y escribir para enviarle cartas a los novios, según recuerda entre risas.

Venciendo inseguridades

Otra de las historias emotivas de la jornada fue la de Lucely Calao Segura, quien junto a su hermana Marelbis también se decidió e inició su proceso educativo luego de que una docente la convenciera de cumplir este sueño: su hija Yina Vega Calao, quien pertenece al Departamento de Lengua Extranjera de Unicórdoba.

“Muchas veces intentamos que mi mamá se animara y empezara a estudiar, pero ella sentía pena e inseguridad porque no sabía cómo sería el proceso ni qué compañeros tendría. Siempre ha contado y contará con nuestro apoyo porque quiere continuar estudiando”, dijo la docente.

Tanto Idalides como Lucely y otros 56 adultos mayores hacen parte de la segunda cohorte que inició su formación académica inicial en este plantel educativo y que se graduó este año. Todos mantuvieron una voluntad firme y decidida de salir de la condición de iletrados y dieron lo mejor de sí para hoy ser el orgullo de sus familias que los aplaudieron de pie durante varios minutos y hasta lloraron al ver sus caras de felicidad. ¡Lo lograron!

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