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Demonios, exorcistas y el Vaticano: la combinación del momento en HBO Max

El mundo del cine nos vuelve a sorprender con una combinación inesperada: demonios, exorcistas y conspiraciones en el Vaticano. Imagina esto: Russell Crowe, ganador del Oscar por Gladiador, encarnando a un exorcista real que lucha contra demonios y secretos ocultos por el Vaticano. Es la premisa detrás de El exorcista del Papa (The Pope’s Exorcist), una película que ha llegado recientemente a HBO Max.

La producción, dirigida por Julius Avery, presenta a Crowe en el papel del sacerdote Gabriele Amorth. No es una simple historia de ficción, sino que relata hechos que sucedieron en realidad. El padre Amorth, que dejó este mundo en 2016, llevó a cabo la asombrosa cifra de más de 100 mil exorcismos y compartió sus vivencias en múltiples publicaciones.

Las primeras escenas muestran el viaje de una madre estadounidense quien, junto a sus dos hijos, se traslada a un ancestral castillo en España. Sin embargo, el panorama cambia radicalmente cuando uno de los pequeños es poseído. Así es como se convoca al exorcista Amorth, pero éste enfrenta a un demonio poco común: una entidad que se alimenta de las dudas y arrepentimientos del sacerdote. Durante el exorcismo, emerge una antigua trama que el Vaticano ha intentado encubrir a toda costa.

Asumir el rol de un personaje religioso podría traer consigo controversia. No obstante, en conversación con Reuters, Crowe señaló que se basó en los testimonios de Amorth. “Cada quien tendrá su punto de vista, pero estos libros se redactaron desde una vivencia auténtica”, expresó.

El verdadero sacerdote que combatió al diablo

Gabriele Amorth comenzó su carrera enfrentando posesiones impactantes. En uno de sus primeros exorcismos, un campesino de 25 años, al entrar en trance, blasfemaba en inglés, mientras otra voz interna traducía. Una mujer analfabeta, por su parte, insultó en arameo, un antiguo lenguaje de Medio Oriente. Siguiendo las 21 reglas del Rituale Romanum del papa Pablo V, Amorth fue testigo de hechos inexplicables: un niño de 11 años arrojando a cuatro adultos o otro de 10 alzando una mesa pesada. Estos actos se consideran señales de posesión, al igual que hablar en lenguas desconocidas o mostrar aversión a lo sagrado.

Uno de los casos más escalofriantes que documentó Amorth fue el de un joven que, en medio de una sesión, sus ojos se revolvieron y la temperatura de la habitación cayó drásticamente, inundando el espacio con un frío paralizante. El clímax llegó cuando, ante los ojos del exorcista, el poseído comenzó a levitar, flotando medio metro por encima de su silla durante varios minutos. Este y otros episodios son relatados en su libro Mi primera vez contra Satanás, donde Amorth detalla su lucha contra las fuerzas oscuras.

El film alcanzó un notable 81% de satisfacción entre los espectadores (a pesar de que contó con un 49% de críticas positivas según Rotten Tomatoes). Por lo tanto se podría decir que el carisma de Crowe, el suspenso palpitante y la mezcla de realidad y ficción son la tríada perfecta para mantener a la audiencia atenta durante todos los minutos que dura el film.

Económicamente hablando, los números no mienten. Con una inversión inicial de 18 millones de dólares, la película recaudó un total de 74 millones. Debido a este éxito, se rumora que El exorcista del Papa podría tener una secuela en el horizonte. ¿Listos para más exorcismos y conspiraciones?

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