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Apropapur: una mirada al pasado que cambia el presente y el futuro de todos

Por Ricardo Madera Simanca

¿Sabías que existe una técnica heredada de nuestros antepasados, los Zenues, o Cenues cómo es su escritura original, que contribuye a enfrentar el cambio climático, prevenir situaciones de riesgo por inundación y sequía, brindar seguridad alimentaria, ayudar a la preservación de especies nativas en la fauna y flora, y permitir el arraigo cultural a través del trabajo asociativo comunitario?

Sí, la respuesta está en una población con poco más de 17 mil habitantes y cuna del Festival Artesanal y Cultural de la Galleta de Soda y el Diabolín, se trata del municipio de Purísima de la Concepción.

En este lugar a 500 metros de la cabecera municipal emerge debidamente organizada, desde hace ya tres generaciones, la Asociación de Productores, Pescadores, Agricultores y Artesanos Agroecológicos de Purísima (Apropapur).

En Instagram su biografía los describe como “Organización para la conservación del medioambiente. Proyecto de Adapatación orientado a la Gestión de Riesgo frente al Cambio Climático y reducción de la Vulnerabilidad socioecológica.”

Al escuchar a Juan Manuel Coneo, esta biografía es demasiado corta, y es que este joven asociado al contar la historia y vocación de la asociación transmite una gran pasión y, sobre todo, contagia esperanza.

La limitación de caracteres de esta columna me obliga a resumir bruscamente su historia, la cual merece un documental. En sus inicios, m fue concebida como una asociación de “patilleros”, término que no se refiere a aquellos que llevan patillas como Simón Bolívar, sino a campesinos que cultivan este fruto refrescante.

Surgió como respuesta a los proyectos de mitigación surgidos tras los cambios provocados por la hidroeléctrica Urra en los años 90. Los habitantes de la zona de Villa Diana fueron reubicados en Los Pósitos en el año 2000, lo que supuso un desafío para la organización, que por unos años estuvo quizás un tanto estancada en su actuar.

En 2012, los conceptos de adaptabilidad llamaron la atención de Apropapur, y junto con visita de la corporación Herencia Ambiental Caribe, que en colaboración con la CAR CVS buscaban llevar a cabo un piloto de experiencias estratégicas para enfrentar el cambio climático.

Motivados por este estímulo y otros factores, decidieron retomar el sistema hidráulico Zenú, el cual desarrollaron de manera artesanal y en consonancia con el legado ancestral.

Este sistema comenzó a ejecutarse como una herramienta que, durante la época seca, les permitió contar con 60 mil metros cúbicos de agua y el doble o más en invierno, lo que permitió la activación de la vegetación. Gracias al trabajo con compuertas durante la época de lluvias, se lograba la captación de agua y peces nativos.

Los ecosistemas que se han logrado desarrollar han generado un atractivo ecoturístico. Ejemplo de ello, en el año 2021, hubo visitantes que realizaron avistamiento de aves, lo que llevó al reconocimiento de esta experiencia.

Este reconocimiento fue reinvertido en un estudio profesional que hoy les permite contar con un catálogo de especies, además del rescate de especies endémicas como el chavarrí, del cual ya se han realizado liberaciones.

Es loable la labor que hacen estas 30 familias que conforman la asociación. Las cuales a punta de trabajo en equipo, mancomunado, enfocados en el bienestar de todos, han logrado grandes hazañas, con un poco más que esfuerzo, dedicación y amor por lo que hacen. Ellos mismos manifiestan ser una familia, y en serio, se les nota.

Soy incrédulo ante esas fórmulas o remedios que dicen servir para todo y para todos; sin embargo, creo que el trabajo y las experiencias que nos presenta Apropapur revelan que, en ocasiones, la respuesta a ciertos problemas puede provenir de lo más simple o cercano.

Es clave conocer, promover y divulgar los saberes ancestrales. Hay valor en considerar lo que funciona y construir sobre lo construido en especial si el cimiento es fuerte.

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