
Durante 2025, el presidente Gustavo Petro ha cometido dos errores de gran impacto. Primero, intentó confrontar a Donald Trump, poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica del país. Segundo, decidió transmitir en televisión nacional y en todas las plataformas oficiales del Gobierno una sesión del Consejo de Ministros, lo que dejó en evidencia las tensiones internas dentro del Ejecutivo, marcadas por disputas de poder y egos en conflicto.
La decisión de hacer pública esta reunión fue inesperada. Inicialmente, Petro tenía planeado asistir a la posesión de magistrados en el Consejo de Estado, pero de última hora se anunció a los periodistas que daría una alocución en la tarde. Como estos anuncios suelen implicar una transmisión obligatoria en las principales cadenas de televisión, la prensa se preparó sin conocer exactamente el propósito del discurso.
Desde la Casa de Nariño, el presidente tomó el micrófono y, en un tono crítico, reprendió a sus ministros por no cumplir 146 de los 195 compromisos adquiridos. Durante cerca de dos horas, combinó referencias históricas de la independencia, citó a Gabriel García Márquez y criticó lo que él llama “la ficción del Palacio de la Oligarquía”, refiriéndose a la sede presidencial. También abordó su polémica con Trump, afirmando: “Bolívar le dijo no al rey, y cuando yo le digo no al rey actual, el Gobierno se asusta”.
En todo ese tiempo, solo permitió intervenciones del ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, y del ministro de Hacienda, Diego Guevara, quienes reafirmaron su postura sobre la protección de las personas por encima de las mercancías, en relación con la deportación de migrantes indocumentados desde EE. UU. También ordenó al ministro de Minas coordinar la venta de la participación de Colombia en operaciones de fracking en EE. UU., argumentando que su Gobierno está comprometido con la vida.
Petro reconoció un error reciente: publicar en X información reservada sobre la ubicación del ELN en el Catatumbo antes de una operación militar. Restó importancia al hecho, diciendo: “Se me fue, casi no me pasa, pero me pasó”.
El verdadero punto de inflexión llegó cuando el presidente abrió el micrófono a sus ministros mientras la transmisión seguía en vivo.
Un Consejo de Ministros marcado por las confrontaciones
La primera en hablar fue la vicepresidenta Francia Márquez, con un tono inusual. Criticó la falta de transparencia en el Gobierno y denunció casos de corrupción. Luego, habló sobre la crisis en el Cauca y los retrasos en su Ministerio de Igualdad. Finalmente, lanzó una crítica directa contra Laura Sarabia y Armando Benedetti, señalando que ha tenido que exigir respeto en varias ocasiones.
Por su parte, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, visiblemente afectada, declaró que no podía compartir espacio con Benedetti. Cuestionó la influencia de Sarabia y afirmó que “ni las relaciones exteriores ni la jefatura de gabinete están alineadas con el proyecto progresista”. Su intervención, que marcó su distanciamiento de los asesores más cercanos a Petro, podría afectar sus aspiraciones políticas de cara a 2026.
Más adelante, Gustavo Bolívar tomó la palabra y explicó avances en proyectos de vivienda y transferencias. Sin embargo, su intervención derivó en un enfrentamiento con Sarabia, quien aseguró que el Departamento de Prosperidad Social (DPS) no había enviado representantes a recibir un vuelo de deportados desde Panamá. Bolívar la desmintió, afirmando que sí hubo presencia de funcionarios y que tenía pruebas fotográficas. “Laura está mintiendo”, dijo, aunque Petro intentó calmar la situación.
Este tenso Consejo de Ministros reflejó un conflicto que ya venía gestándose, especialmente desde el regreso de Benedetti al Gobierno. En reuniones previas, varios ministros habían expresado su descontento con su presencia y la de Sarabia. Sin embargo, la exposición mediática de este encuentro amplificó la crisis interna y convirtió el episodio en el foco de la opinión pública.