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Vaticano expresa preocupación por deportaciones a JD Vance

Ciudad del Vaticano — En medio de crecientes tensiones por las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, se reunió este sábado 19 de abril con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y el ministro de Exteriores, arzobispo Paul Gallagher.

La audiencia se produjo mientras el papa Francisco continúa su proceso de recuperación, sin que se confirmara un encuentro directo entre ambos.

Durante la reunión, el Vaticano emitió un comunicado en el que calificó las conversaciones como “cordiales”, aunque reconoció que se produjo un “intercambio de opiniones” sobre varios temas sensibles, entre ellos los conflictos internacionales, los migrantes y la situación de los presos.

Sin mencionar directamente a Vance, la Santa Sede reiteró su preocupación por el trato a los migrantes y los efectos humanitarios de las deportaciones masivas anunciadas por la Administración Trump.

El despacho del vicepresidente estadounidense informó que los temas abordados incluyeron la fe compartida, la situación del catolicismo en Estados Unidos y el compromiso del expresidente Trump con la paz mundial.

Vance, convertido al catolicismo, ha sido una figura clave en la defensa de políticas que han generado fuertes reacciones dentro de la Iglesia.

El encuentro coincide con el pronunciamiento de la Corte Suprema de EE. UU., que suspende las deportaciones bajo Ley de Enemigos Extranjeros (1798), como respuesta a un recurso de emergencia presentado por migrantes venezolanos que temían ser enviados al CECOT, en El Salvador.

En un aparente matiz crítico, el Vaticano expresó su esperanza en una “colaboración serena” entre el Estado y la Iglesia en EE. UU., destacando el servicio de la Iglesia a los sectores más vulnerables.

La frase fue interpretada por algunos observadores como una respuesta indirecta a declaraciones recientes de Vance, quien acusó a la Conferencia Episcopal estadounidense de colaborar con el gobierno para reubicar inmigrantes “ilegales” a cambio de fondos federales, afirmación que ha sido rechazada por altos prelados.

La postura del Vaticano concuerda con la línea sostenida por el papa Francisco, quien ha denunciado reiteradamente los efectos deshumanizantes de las deportaciones y ha defendido la dignidad de los migrantes.

Pocos días antes de ser hospitalizado en febrero, el pontífice criticó los planes de deportación de la Casa Blanca y reafirmó su rechazo a la pena capital, señalando que es “inmoral”.

Sin pronunciamientos confrontativos, pero con claras diferencias de fondo, la Santa Sede mantuvo su tradición de neutralidad diplomática, expresando sus inquietudes sobre el rumbo que ha tomado la política migratoria en Estados Unidos.

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