Por: Jairo Aníbal Doria
Durante el sorteo de la Copa Mundial de Fútbol 2026, celebrado en el Kennedy Center de Washington, la FIFA sorprendió al otorgar su recién creado FIFA Peace Prize al presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, acto que antecedió al anuncio de los 12 grupos de la competencia.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, entregó el galardón durante la ceremonia, argumentando que el reconocimiento destaca “acciones excepcionales por la paz y la unidad”.
Trump calificó la distinción como “uno de los mayores honores de mi vida”.
El gesto generó reacciones divididas en el mundo del deporte, donde algunos cuestionan la conveniencia de mezclar política e institucionalidad futbolística.
El torneo de 2026 será histórico.
Por primera vez, contará con 48 selecciones y se disputará en Estados Unidos, México y Canadá.
El formato fija 12 grupos de cuatro equipos; avanzarán los dos primeros de cada grupo y los ocho mejores terceros.
Las cabezas de serie ya definidas —incluyendo a los países anfitriones— abren el camino para la estructuración completa de los grupos.
La Selección Colombia quedó emparejada en el Grupo K, junto a Portugal national football team, Uzbekistán national football team y el ganador del repechaje intercontinental (Ruta 1), cuyo cupo se definirá en los próximos meses.
El grupo representa un desafío importante:
Portugal llega como potencia europea consolidada; Uzbekistán debuta con aspiraciones; y el adversario del repechaje adiciona incertidumbre.
Para Colombia, la fase de grupos será el primer gran examen después de su ausencia en el Mundial 2022.
En 2026, el reto no será hablar de diplomacia ni de trofeos simbólicos, sino hacer que el fútbol mundial, vuelva a hablar de Colombia.
