La inconsciencia en el presente
En el afán de la vida, esa que está llena de dificultades es necesario detenerse a reflexionar: preguntarnos hacia dónde vamos y cuál es el papel de nosotros hoy día, cuando el Covid-19 invade nuestro entorno.
A lo largo de estos meses, muchos se han preguntado por nuestro destino, el futuro de la raza humana inmersa en la pandemia que a diario arrasa vidas, con una mínima esperanza para salir de estas.
Sin embargo, la manera en que imaginamos el futuro de hoy, puede clasificarse en dos vertientes; hay quienes sueñan con un porvenir prometedor, un horizonte de grandes logros e ilusión en los avances de la ciencia; mientras que otros imaginan un mañana caótico e inhóspito —los primeros llenos de utopías, y los segundos describiendo distopías—.
Así pues, en la actualidad estamos sumergidos en una sociedad distópica, visibilizando un pueblo deshumanizado, donde la naturaleza tiende a la extinción y, muchas de nuestras actitudes como el consumo desmedido, la falta de solidaridad, la desigualdad, la pobreza, entre otros aspectos, construyen mundos grises, como consecuencia del irrespeto y la inconsciencia del presente.
En esta última afirmación “inconsciencia del presente” ubico la indisciplina de muchos cordobeses, donde los reportes por los altos índices de contagio y muertes, nos invitan a meditar acerca de cómo estamos asumiendo el reto de contener la pandemia, tanto en el colectivo como en lo individual, tiendo en cuenta que las autoridades de la salud han declarado alerta roja hospitalaria en el departamento de Córdoba; y lo que implica llegar a un colapso en el sistema de salud.
Hoy, observo la usencia del distanciamiento social— fiestas y tragos por doquier— en las terrazas de los cordobeses sin ninguna medida, mostrando la ignorancia y burla hacia las normas de bioseguridad y, sobre todo; la irresponsabilidad para con los adultos mayores, quienes hacen largas filas para cobrar el subsidio del gobierno, y otras razones más, que pueden ser productos de la necesidad humana por sobrevivir.
Asimismo, escucho a través de la radio, denuncias y comentarios por parte de muchos cordobeses, quejándose des descontrol y comportamiento de los individuos en municipios con mayor número de contagios como Montería, Cereté, Lorica y el mismo, Ciénaga de Oro.
Por eso urge entender que es una responsabilidad consigo mismo y con todos los que nos rodean, y que con el lavado de manos y el uso diario del tapabocas nos protegemos y salvamos vidas.
Esto no es un capricho, debemos escuchar el llamado a la prevención y el autocuidado. Pero en especial, este llamado es para los jóvenes que hoy (se creen inmunes) y deambulan por las calles en grupos y sin medidas, poniendo el riesgo a su círculo social y familiar.
Seamos conscientes de la situación, guardémonos en casa, cuidemos de los demás y si tienen la oportunidad de aconsejar aquel individuo ajeno a la realidad, háganlo, así estarán aportando a la concientización en un país como el nuestro, que está sumergido en el analfabetismo, carente de valores y educación.
Pero, ante todo, sean empáticos y resilientes en esta época donde nuestras emociones y/o estados de ánimo se ven vulnerados por la situación.
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