Cuando me refiero a alcaldes cruzados de brazos no generalizo, pero, como es más de uno se pluraliza.
En Colombia, con la expedición del Decreto N° 457 del 22 de marzo de 2020, empezó el proceso de confinamiento por la pandemia debido al Covid-19, el 25 de marzo a las cero horas.
Con este Decreto, el Gobierno Nacional ordena a los Alcaldes y Gobernadores a prohibir el consumo de bebidas embriagantes en espacios abiertos y en establecimientos de comercio.
Esta medida anti popular para los burgomaestres ha sido un dolor de cabeza, principalmente, en la Costa Norte donde reina la diversión que identifica nuestra región caribe.
De allí en adelante se expiden un sin número de decretos por el Gobierno Nacional, que muchos alcaldes que fueron elegidos por la popularidad más no por el conocimiento, me atrevo afirmar que no se los han leído ni saben para que sirven, porque la naturaleza de muchos gobernantes es el cemento y no lo social.
Lo social es muy difícil, es lidiar con la gente y ellos le temen a eso, por tal razón con el transporte terrestre, aéreo y fluvial parado se detiene la economía y la gestión ante las entidades centrales y muchos están cruzados de brazos esperando que pase la pandemia para volver al cemento.
Más no escucho, cómo buscar una planificación de diferentes alternativas que permitan recuperar las finanzas, solo están esperando que el gobierno nacional decida cómo recuperar la economía nacional, pero, ¿quién está pensando en la local?, ¿en la señora que vende fritos?, ¿el vende pescado?, ¿el vende lotería?, ¿el mototaxista?, ¿las tiendas de barrio sin Cámara de Comercio?
Quién piensa en la modista del pueblo y muchas actividades locales que no aparecen en las estadísticas nacionales, pero, que también mueven la economía de un pueblo.
Además, es lamentable ver a esta Colombia rural donde la conectividad a internet es muy difícil y a los estudiantes les toca hacer cualquier cosa para buscar las herramientas tecnológica y poder cumplir con su deber.
Felicito al alcalde de Montería, quien firmó un convenio para llevar internet a $8.000 pesos a las familias de estrato uno.
¿Por qué no lo replican en los demás municipios? ¡Ah entiendo!, eso no deja ni el 20% ni el 30% de rentabilidad contractual, tristemente duele decir, falta que esto esté escrito en la Constitución Política y se legalice para que quede en el bolsillo de muchos mandatarios que su visión es el dinero y no el servir.
Los alcaldes populistas que les gusta la farándula, tomarse fotos con la gente, hacer fiestas y darse la gran vida como Calígula en su imperio romano de la época, también están cruzados de brazo.
Lo que sí es notable es el desespero por recuperar sus inversiones de campaña, con lo primero que les permitieron hacer y parecían piñata de niños hambrientos de dulce: en eso se convirtieron los mercados humanitarios.
Muchos de ellos, los mal usaron con sobrecostos quitándole un bocado de comida a alguien que lo necesita. Esto es amoral, ofende a Dios y es antijurídico, pero no pasó nada, estamos en Colombia, donde muchas veces la justicia también está al servicio del 20% o 30 % de los contratos que lo arreglan todo.
Invito a los alcaldes a tomarnos de la mano los unos con los otros, crear proyectos regionales que permitan la productividad, la generación de ingresos, la seguridad alimentaria y ayudar a salir a este país adelante.
Que podamos estructurar planes de reactivación económica para cuando esto pase y todos los colombianos seamos productivos no los ‘pedigüeños’ llorando detrás del Estado que nos de comida y trabajo.
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