Por Eliecer Doria Ferrer.
El primero es un prócer inmaculado indiscutible, presidente del Estado de Cundinamarca (Colombia) y vicepresidente de La Gran Colombia (Comunidad encabezada por Colombia y otras 4 Repúblicas). Fue encarcelado por el imperio español y extraditado al Norte de África.
El segundo, propinó golpe de Estado contra un Gobierno comprometido con el crimen y la brutalidad oficial en una guerra interna que se conoció como la época “de la violencia”: El general Rojas Pinilla logró la rendición de las guerrillas liberales y en Colombia sonrió la esperanza de ” Patria, Paz y Justicia”.
Propició la construcción de numerosas y destacadas obras publicas; pretendió reformar la Constitución para perpetuarse en el cargo; fue obligado a retirarse dejando la Presidencia en manos de una Junta Militar; sometido a Juicio, fue privado de la libertad y declarado indigno.
Y el tercero, Álvaro Uribe Vélez, le puso freno a la guerrilla utilizando “todas las formas de lucha”, dentro de las cuales algunos aseguran que quedaron incluidos los “falsos positivos”. Logró la reinserción voluntaria de las Autodefensas y mediante una gestión de “microgerencia”, trajo al país la esperanza de una “seguridad democrática” impuesta a la fuerza, que no es sinónimo de paz porque esta se concibe en una situación social en la que sin necesidad de guardias ni de guardaespaldas, las personas se sientan libres de ataques contra su vida, honra y bienes.
Pero el país no hizo reparos. Percibió que de nuevo se asomaba una sonrisa de paz, se lo agradeció y, pasando por encima de la prohibición constitucional de la No reelección, lo premió, logrando aquello que no pudo coronar el “Teniente General, Jefe Supremo” Gustavo Rojas Pinilla.
Su intento por una nueva reelección fue abortada por la Corte Constitucional. Con todo, en dos ocasiones la mayoría de los electores votó para la Presidencia por “el que dijo Uribe”.
Sus enemigos y malquerientes lo han acusado políticamente, y también judicialmente, de estar incurso en toda clase de delitos de competencia de las autoridades nacionales y de la Corte Constitucional. Ninguna de esas acusaciones ha prosperado contra el expresidente.
“Popeye” elogiándolo, proclamaba que era “el gran referente” pero aseguraba “nunca ha disparado un tiro”. Un tiempo antes, Carlos Castaño, Jefe de las Autodefensas, comparándolo con su opositor candidato, aseguraba que lo prefería para que se convirtiera en Jefe de su organización y no para que le compitiera a Serpa en la aspiración presidencial.
Hoy, el combatiente y combativo Álvaro Uribe Vélez está enredado en un proceso penal pero no está implicado por ningún acto u operación realizada como Gobernador de Antioquia o como Presidente de Colombia, tampoco por haber combatido a la guerrilla o al terrorismo.Tampoco por haberse opuesto sistemáticamente a los Acuerdos de Paz. Nada de eso. Hoy está enredado por algo que comparado con los grandes crímenes que a menudo le atribuyen, puede considerarse como una verdadera “pendejada”. Aunque no se trate de ” cualquier pendejada”.
Lo investigan por fraude procesal, conducta realizada con la calidad de ” Senador denunciante de otro Senador”.
Los dos senadores enfrentados son “huérfanos de la guerra”. El padre de Iván Cepeda nunca disparó un tiro. Era un periodista Comunista. Fue asesinado, algo similar puede predicarse del padre de Álvaro Uribe. Los dos huérfanos son víctimas y como tales deberían ser amigos.Pero no lo son. Se hacen acusaciones políticas.
Álvaro acusó primero a Iván, este ripostó con un “jab de izquierda”. La Corte al decidir, desvinculó al senador Cepeda y detectó algunos EMP ( Elementos Materiales de Prueba) que colocan al senador Uribe como “sospechoso de comprar falsos testigos para engañar a la justicia”. Y le abrió la correspondiente investigación, una investigación que bien pudo llegar hasta el final manteniendo al implicado en Libertad.
Pero la torpeza es torpeza: Empezaron a hacer declaraciones para intimidar a la Corte. Esta en defensa de sus fueros, quedó colocada en el imperativo de demostrar que es autónoma e independiente y que no se deja intimidar obrando dentro de la ley, como solía hacerlo el Procurador Ordoñez, ha proferido medida de aseguramiento. Con lo cual puede estar haciéndole un favor a Álvaro “reencauchándolo”, en momentos en que mucha gente, incluidos familiares y allegados políticos, cariñosamente le han estado rogando que haga uso de su legítimo derecho al retiro.
La decisión de la Corte No es una condena, es una medida cautelar para que se aquiete durante el proceso. Tampoco es una medida definitiva porque contra ella proceden los recursos y al resolver los recursos, puede ser revocada.
También es factible pedir la Revocatoria ante otro Juez, de manera que toda la alharaca hace parte de una lucha política de cuyas características el país ya esta cansado.
Pero Álvaro Uribe Vélez es más terco que Tomás Cipriano de Mosquera, que fue 4 veces Presidente de Colombia y que estando viejito, cuando ya no resistía una pandemia, tuvieron que nombrarlo jefe político y militar del corregimiento donde quedaba su finca, una especie de Ubérrimo, para que mandara en esa zona como le diera la gana.
No sería extraño entonces, que el Centro Democrático resultara ahora reformando la Constitución para fundar la “República Independiente de El Ubérrimo”, territorialmente el nuevo Estado tendría un área superior a Estados como El Vaticano, Mónaco o San Marino.
Veracruz del Palmar
04 agosto 2020.