A lo largo de toda nuestra historia siempre nos ha tocado vivir en sociedad, para lo cual es indispensable su organización en todos sus sistemas: político, religioso y, sin duda, uno de los que mayor impacto tiene en una sociedad y en especial un país: un sistema económico.
Es una forma de organizar todas y cada una de las actividades económicas de una sociedad, la producción de bienes, prestación de servicios en todos y cada uno de los sectores agricultura, industria, comercio, turismo etc.
Colombia es un país que se ha caracterizado por tener todas y cada una de las conductas y actividades reguladas, es decir, con un control, por ello quien quiera comercializar cualquier tipo de actividad o producto debe seguir estrictamente los lineamientos consignados en el código de comercio y específicamente un documento especifico llamado factura para lo cual establece estrictamente:
Artículo 774. Requisitos de la factura: Estar denominada expresamente como factura de venta, apellidos y nombre o razón y NIT del vendedor o de quien presta el servicio, apellidos y nombre o razón social y NIT del adquirente de los bienes o servicios, junto con la discriminación del IVA pagado, llevar un número que corresponda a un sistema de numeración consecutiva de facturas de venta, fecha de su expedición, descripción específica o genérica de los artículos vendidos o servicios prestados, valor total de la operación. Nombre o razón social y el NIT del impresor de la factura e indicar la calidad de retenedor del impuesto sobre las ventas y todo ello previa autorización de la Dian mediante una resolución para tal fin y que de acuerdo a la normatividad vigente tiene que ser electrónica.
De acuerdo a lo expresado en el artículo 774, el Código de Comercio da cuenta de qué elementos hacen parte de la factura, no se entiende cómo en todo el territorio, la mayoría de los negocios de restaurantes, discotecas bares y balnearios, por cuenta propia han tomado modificar el artículo incluyéndole un elemento nuevo: “Propina Voluntaria”.
Este elemento del que pocos se han escapado y es que si fuese voluntaria no tendría por qué ser facturada, el concepto de ese término es claro “que no obliga a su cumplimiento o ejecución”.
Lo hacen, además, con porcentaje especifico (10%), al estar estrictamente descrita se está induciendo a su pago, al aparecer allí descrita.
El recaudo por este concepto trae grandes incertidumbres desde el punto de vista contable y fiscal para el país, lo primero es que contablemente se puede registrar o no, lo segundo es que este concepto no está incluido en las declaraciones de rentas en la sección de ingresos para los dueños de establecimientos, lo cual constituye una clara omisión de ingresos.
Por ejemplo, si un restaurante facturara un promedio de $800.000 diarios eso traduce al mes ingresos por valor de $ 24.000.000 si la propina voluntaria y facturada es del 10%, recibiría un ingreso adicional de $2.400.000, que bien sería si fuera distribuido entre quienes merecen la propina: los trabajadores, pero no es así.
Los dueños de los establecimientos en donde se paga con datáfonos y también en efectivo reciben el valor total del documento apropiándose de un dinero que literal se les está regalando.
Pocos ciudadanos reclaman tal conducta porque quienes frecuentan este tipo de negocios lo hacen amparados en el concepto de exclusividad. Hacer un reclamo, en medio de una jauría de comensales que comen más prójimo que comida, resultaría colgarse una lápida social de “chichipato” que la sociedad le teme más que a la misma muerte.
Lo de la propina es algo que tendrá que legislarse, como todas los demás procederes, en virtud que está en un limbo jurídico.
Legalmente bajo el rotulo de “voluntaria” no se puede acusar de nada a los dueños, pero es una clara violación a los elementos de la factura, al incluirla allí, aún existiendo la certeza de que el dinero es efectivamente recaudado contablemente, se consigna el valor de la factura antes del concepto. Por cuenta de tal tratamiento la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN deja de recaudar miles de millones de pesos que nos haría bien en tiempos de crisis, pero que mientras tanto los dueños de negocios usan para beneficio propio.
Y aun así se escuchan voces que le endilgan al ciudadano que vive con menos de un salario mínimo y que se atreve a levantar su voz producto de la gastritis, que produce la falta de alimentos, que todo lo quiere regalado y al que le hacen creer que tal acusación es cierta.
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