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¿Cómo es el conteo de votos en USA y por qué tardó tanto?

Es un hecho notorio para américa latina y el mundo que en el proceso de recuento de las elecciones en EE.UU. el presidente y candidato republicano Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden, quien resultó ganador de la jornada, se vieron inmersos en una reñida pelea por el puesto de  la presidencia, casi dos días después de cerradas las urnas en Estados Unidos.

Esto se debe a que, a diferencia de muchos otros países, Estados Unidos no cuenta con una autoridad electoral única. Cada estado tiene sus propias normas electorales  y sus propios plazos, y por eso el recuento de votos en Estados Unidos es mucho más complicado y censurado de lo habitual.

En razón a lo anterior, en Estados Unidos no gana las elecciones presidenciales quien acumule más votos a nivel nacional (como es el caso del voto popular aquí en Colombia) sino quien obtenga la mayoría de asientos al llamado Colegio Electoral, un arcaico sistema, denominado por muchos como antidemocrático y añoso, que está contemplado en el artículo 12 de la Constitución Nacional y que fue configurado jurídicamente desde el año 1804.

El Colegio Electoral antes fue un ideal, una directriz que se manejaba con transparencia sin que influenciara tráfico de intereses económicos o personales. Fue un compromiso neutral al que se llegó hace más de 200 años entre los que querían una elección directa, frente a los que empujaban a dar más peso a los estados.

El sistema, además, lo que buscaba era que candidatos y políticos no favorecieran a los estados donde vivían más personas en detrimento de los pequeños. La teoría era que si cada estado tenía peso en el Colegio Electoral, entonces los enemigos políticos  tendrían que competir por todos los votos, y por lo tanto, considerar las prioridades de la mayoría.

Lo más controvertible de todo es que desde hace algunas décadas el sistema electoral de USA parece no estar reflejando la voluntad popular.

En la historia de EE.UU. ya van cuatro veces que un candidato llega a la Casa Blanca tras imponerse en el Colegio Electoral pero sin ganar el voto popular, situación que a mi parecer es contraria a los principios generales de la democracia y afecta de manera directa la soberanía popular por cuanto el pueblo es, en virtud de gobernado, quien debe tener la completa capacidad de elegir a sus gobernantes sin que medie protocolos vertiginosos y compromisarios a dar curva de intereses en lo que debería ser una elección imparcial y transparente.

Pero, ¿solo porque el colegio electoral y su basto sistema de conteo son complejos hace más tardío el proceso de elección o existen otras causas más relevantes?

Ante este interrogante es óbice mencionar lo que, para muchos, significa el estado de elección en USA, el cual es considerado como un sistema arcaico, obsoleto en su figura política, antidemocrático, un juego trillado de lucha de poderes, una apuesta manipulada por las grandes élites y los banqueros.

Un juego de supremacías gubernamentales dirigido por el nuevo orden mundial, entre otras tesis y nociones subjetivas o especulativas, unas más acertadas que otras, pero siempre van encaminadas a dar a entender el enorme negocio que representa obtener el cargo de la presidencia de los estados unidos y a quién beneficia o perjudica más.

Hay otra teoría que establece que NO importa si gana el republicano Trump o el demócrata Biden, ya que ellos solo son títeres políticos envueltos en un juego de mesa por la elite banquera.

Según esta tesis, Los presidentes no tienen realmente poder sino que solo siguen órdenes de sus jefes, en este caso de la élite banquera corporativa que presuntamente controla a los gobiernos a través de las deudas públicas.

Por una parte, es relativamente cierto que a los gobiernos se les exige cumplir determinadas obligaciones fiscales y por ende son dirigibles  porque tienen enormes deudas y se deben llenar esas deudas de cualquier forma posible, ya sea mediante los impuestos y recaudos estatales, donaciones de contribuyentes, aumento de servicios públicos, entre otras arandelas contributivas.

Siguiendo el origen de la anterior tesis planteada, podríamos decir que así como Estados Unidos tiene una deuda aproximada de 23.4 trillones de dólares (índice BBC news) y es controlable a través de su gigante deuda con “su banco central”, que es privado, así sucede con el resto de gobiernos del mundo endeudados que no son dueños de sus bancos centrales, en razón a que no imprimen su dinero y por esto los gobiernos tienen deudas y se convierten técnicamente en “esclavos financieros” de la élite banquera porque tienen que estar haciendo préstamos bancarios todo el tiempo para poder funcionar y levantarse de la crisis económica o quiebra en la que una vez estuvieron sometidos.

La élite banquera para controlar a los gobiernos sin que la población se dé cuenta, usan la oposición controlada dentro de la política, la cual se dice que  es una estrategia para financiar con millones a todos los partidos políticos dentro de un país para así tener el control absoluto sobre el gobierno.

La élite banquera al tener el poder absoluto en el gobierno elige y pone en el poder al presidente que sabe que puede ser usado como títere para servir a sus intereses y fines económicos.

Un claro ejemplo del poder que presuntamente tiene esta élite banquera sería el de la financiación a los partidos. La élite costea, con millones, al partido Demócrata y Republicano en Estados Unidos y al Partido Liberal y Conservador en Colombia, y esto permite que la élite banquera tenga el poder absoluto sobre el gobierno Estadounidense y Colombiano. Mientras el pueblo cree que los partidos políticos son “enemigos o rivales”, todos están trabajando bajo el control de la élite banquera secretamente.

Independientemente al hecho de que la anterior tesis es la más valida o no, sigo sosteniendo mi opinión consistente en que el Colegio Electoral, por su carácter de veterano constitucionalmente hablando,  viola el aspecto más esencial de la democracia y es el de la justicia e igualdad, significando esto que todos los votos deberían contar por igual y quien obtenga más votos gana, un principio simple y democrático, ya que ese desbalance está provocando serias tensiones en los Estados Unidos además de manifestaciones pacíficas y no pacíficas y  trifulcas colectivas en el interior este país.

Por último, cito lo que, en palabras del profesor Edward Stone, sería algo catastrófico si no se respeta la soberanía popular sino que en lugar de esgrimir al pueblo en una resolución democrática se busque en su lugar  favorecer y trascender las élites o grandes corporaciones: “Una cosa es que se presente una anomalía en la historia y gobierne temporalmente alguien que no representa a la mayoría. Pero si un sector de la población, que es el mayoritario, comienza a sentir que está subyugado por la minoría y que el sistema no permite una corrección a este desajuste, ese sector puede terminar por sublevarse. Lo hemos visto a lo largo de la historia en muchos países del mundo y puede pasar en EE. UU”.


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