✝ “La Semana Santa es tiempo para compartir y reflexionar, pero sobre todo, tiempo para agradecer el gran amor de Jesús, al dar su vida por la de nosotros y para demostrar con amor y cariño que Él no murió en vano”.
Este año, lleno de angustias y pesares ante el inclemente desarrollo del Covid-19 que no solo ha dejado desbastadas a familias sino a la economía, nos vemos abocados a la llamada Semana Santa, “fiesta” religiosa que perdura en las convicciones de nuestra religión católica.
“La Semana Santa, que en 2021 seguiremos viviendo a distancia, será el tiempo propicio para equilibrar y armonizar, desde la soledad y el encuentro, nuestras relaciones con nosotros mismos, nuestros vínculos con los demás, con la naturaleza, con el mundo”. (hoy.la salle.mx.)
Esta celebración católica se encuentra referencias a en la Biblia y en los escritos de los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas y Juan se plasmaron sus vivencias durante el tiempo pos crucifixión y resurrección de Jesús y termina con el Domingo de Resurrección.
Será una Semana Santa llena de convicciones religiosas y dedicadas a reflexiones cotidianas pero enmarcadas dentro del espíritu humano de reencontramos con Dios.
Con los tiempos ese fervor se ha venido perdiendo y queda poco en nuestra sociedad, se está utilizando como días vacacionales llenos de parrandas y poca religiosidad.
Tenemos dos años de estar bajo el rigor de la bioseguridad a causa del virus, eso poco a hecho mella en la reflexión de estar acompañados de sentimientos de agradecimientos por no estar enfermos, de tener vida a pesar de que familiares y amigos hayan perdido a tantos seres queridos.
El contagio continúa a pesar de la esperanza de las vacunas, es por eso que debemos ser cautelosos y aprovechar estos días de religiosidad para agradecer a Dios por nuestra salud, asistir con fervor a los actos litúrgicos y propender a estar en paz con nuestros sentimientos y ofrecer nuestros deseos de terminar con esta pesadilla del Covid-19.
Pronunciar una plegaria es colocarse mentalmente ante la presencia de Dios, es por ello, que en estos días santos debemos rezar con convicción religiosa.
Debemos igualmente enseñar a nuestros hijos y nietos el respeto y enseñanzas católicas. Rezar, asistir a la misa y demás actos litúrgicos, pilares fundamentales de enseñanza.
La meditación en esos días conlleva a un descanso no solo espiritual sino corporal y entrar en contacto hace que nos fortalezcamos más como seres humanos.
Es de suma importancia hacer notar lo imprescindible que es para el mundo católico la celebración de la Semana Santa, una oportunidad para validar anualmente el sacrificio de Jesucristo para salvar al mundo, una oportunidad para afianzar los valores católicos de nuestra enseñanza de vida, una oportunidad de recogimiento en familia.
Dios mío, en esta Semana Santa solo te pido salud para mi y para los míos.
Nota al margen
El año pasado no pudimos asistir a la celebración de la Semana Santa en Popayán, ícono de esas celebraciones atendiendo la gentil invitación de nuestra amiga de infancia Carmiña Simmonds Muskus. Dios quiera y permita que el 2022 lo podamos hacer.
Adjuctorium nostrum in nomine domini qui fecit caellum et terrram – Nuestro Auxilio es el Nombre del Señor, que hizo el Cielo y la Tierra.
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