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A Propósito de… Una despedida

Hace unos días, tuvimos la oportunidad en el Colegio Colombiano de Abogados Administrativistas de despedir a nuestro miembro fundador Álvaro Namén Vargas, a quien se le venció su período constitucional como Consejero de Estado, de la mejor manera posible, con un acto académico fiel a su corte y espíritu.

Nacido en la población de El Banco (Magdalena) a orillas del río, fiel a las estrofas de su himno: “Con tu gente emprendedora, con sus bogas, sus canoas, su atarraya y su canción. Y ese sol ardiente que calienta los caminos de tu región”.

Hizo camino en su vida llegando al puerto seguro de la intelectualidad y dominio de la ciencia jurídica. Deja huellas de su sapiencia que conlleva a ser recordado por su equilibrio jurídico y proceder intachable.

Su paso por el máximo Tribunal de la jurisdicción contenciosa hasta llegar a su presidencia, fue con el esfuerzo académico y personal de un hombre de provincia educado bajo los estándares rígidos del conocimiento.

Abogado egresado de la Universidad Externado de Colombia. Obtuvo el título de especialista en derecho comercial de la misma Universidad y de especialista en derecho administrativo de la Universidad Sergio Arboleda.

Considero que uno de sus mayores logros fue actuar, en el año 2010 a 2011 y por encargo del Consejo de Estado, como Secretario Técnico ad hoc de la Comisión de Reforma del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo.

De esa manera participó en la redacción del llamado CPACA nuestra guía en materia contenciosa administrativa.

Alvaro Namén, una persona brillante, de amplios conocimientos. Según mi hija María Elisa quien tuvo la fortuna de trabajar en su despacho, “encontraba la respuesta a todo, la solución a cada proyecto, por más difícil que este fuera. Su temperamento tranquilo lo llevaba a ser muy conciliador, escuchaba las opiniones de sus colegas, y de los integrantes del despacho. Ejerció su magistratura con Ética y siempre en pro del bienestar de los ciudadanos.
Responsable, entregado a su trabajo. Nunca importaban las largas horas continuas, a veces hasta la madrugada, si era en beneficio de la justicia; de la Corporación a la que entregó casi 16 años de su vida”.

Por último, y lo más importante, que complementa lo que se expresa en esta reflexión es que es un gran ser humano, sin esto nada de lo anterior sería posible.

Por eso, Álvaro Namén es un ejemplo de cómo deben ser los jueces de este país! Como no recordar esa vieja canción obra de José Barros… otro banqueño ilustre :

“Me contaron lo abuelos que hace tiempo navegaba en el César una piragua que partía desde el Banco, viejo puerto a las playas de amor en Chimichagua…”.

Se podría afirmar que la piragua de Namén Vargas salió de ese viejo puerto para llegar a la cúspide jurídica del país.

Buen viento y buena mar doctor Namen.

Nota al margen. Igualmente está por vencerse en pocos meses la vacancia por vencimiento de su periodo como Consejero de Estado del doctor Germán Bula Escobar. Éxitos a estos dos abogados que todavía tienen mucho que aportar a la comunidad jurídica del país.

“Et vitam impendere vero”- Y sacrificar la vida a la verdad (Sentencia de Décimo Junio Juvenal, expresa el deseo moral de situar la verdad como principio que debe dirigir nuestros actos).


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