Este 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, ecosistemas claves para la conservación de la biodiversidad, fuente de vida y agua. Estos son algunos de los que podemos encontrar en Colombia.
Este 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, ecosistemas claves para la conservación de la biodiversidad, fuente de vida y agua. Pese a su importancia, en la actualidad se encuentran gravemente amenazados.
El desconocimiento, la contaminación, el cambio climático, las represas y la agricultura y acuicultura intensivas son algunos de los factores de su deterioro. Por eso, en la conmemoración de este día, organizaciones ambientales nacionales e internacionales hacen un llamado para protegerlos.
¿Qué son los humedales?
Son ecosistemas que facilitan la acumulación de agua y generan un ambiente acuático. Pueden encontrarse tanto en las zonas costeras, como en la zona continental de varios países.
Algunos ejemplos de humedales son los manglares, las sabanas inundables, las ciénagas, las sabanas inundadas y los lagos de alta montaña. Allí el agua puede estar de manera permanente o por temporadas, estar estancada o fluir con corriente.
En Colombia los tenemos casi en todo el territorio: en la alta montaña, en la Amazonia, en la costa Caribe, en la Orinoquía y en la costa Pacífica. Solo en Bogotá hay declarados 17 humedales, con un área aproximada de 901 hectáreas.
¿Por qué son importantes los humedales?
Los humedales nos abastecen de agua dulce para el consumo y el riego de cultivos. También de recursos pesqueros y de materias primas como fibras y madera. Además, nos proporcionan alimento. Se estima que son el medio de vida para mil millones de personas en el mundo.
Asimismo, los humedales tienen una función importantísima: son reguladores del flujo de agua. Nos ayudan a evitar inundaciones, disminuyen la erosión, recargan acuíferos subterráneos, depuran el agua y mantienen el aire limpio. Los manglares, por ejemplo, tienen una capacidad enorme para capturar carbono: pueden almacenar 50 veces más carbono que las selvas tropicales.
La importancia de los humedales es tanta, que son el único ecosistema que tiene u tratado mundial que vela por su protección y manejo sostenible: la Convención Ramsar, firmada el 2 de febrero de 1971, de la que 171 países son miembros.
Actualmente, 2.300 humedales han sido declarados Sitios Ramsar o Humedales Importancia Internacional. En Colombia tenemos 12. ¿Cuáles son?
La laguna de la Cocha, en Nariño; la estrella fluvial del Inírida, entre Guainía y Vichada; los deltas de los ríos Baudó y San Juan, en Chocó y Valle del Cuca; la ciénaga grande de Santa Marta, entre Magdalena y Atlántico; el sistema de Chingaza, en Cundinamarca; la laguna del Otún, entre Caldas, Quindío, Risaralda y Tolima; la laguna de Sonso, en Valle del Cauca; los lagos de Tarapoto, en Amazonas; la ciénaga de Ayapel, en Córdoba; el complejo cenagoso de Zapatosa, en Cesar; el complejo de humedales del río Bita, en Vichada; y el complejo de humedales urbanos de Bogotá.
¿Qué pasa si acabamos los humedales?
Sin ellos, las ciudades tendrían que gastar más dinero para tratar el agua para sus habitantes, las inundaciones serían más devastadoras para las comunidades cercanas, habría más probabilidad de que las tormentas provocadas por los huracanes lleguen a tierra firme, miles de especies serían desplazadas o desaparecerían, y los suministros de alimentos se interrumpirían, al igual que los medios de subsistencia de millones de personas.
Además, los humedales son ecosistemas biodiversos por excelencia. En su interior es posible encontrar plantas sumergidas, emergentes o flotantes; camarones, caracoles, peces, delfines y manatíes. Y, a su alrededor, la vida también es diversa, por lo que, dependiendo del lugar del mundo donde estén, habrá bosques y matorrales de ribera, ranas, aves, tortugas, caimanes y nutrias por encontrar.
La convención Ramsar tiene como lema para el 2022 la “Acción en favor de los humedales para las personas y la naturaleza”, con el fin de garantizar su conservación y uso sostenible. El llamado es a invertir capital humano, financiero y político para salvar a estos ecosistemas de la desaparición, y restaurar los que hemos degradado.
Fuente: El Espectador
