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Hombre de la 3ra edad canta en las calles para sobrevivir

La calle sin lujos ni detalles, eso es lo que queremos ofrecerles a nuestros seguidores, quienes, en su mayoría, desconocen las historias de vida detrás de ciertos personajes que solemos encontrarnos en el camino por las calles de Montería.

Es así, cómo durante un recorrido por el barrio “Pasatiempo”, nos encontramos con un señor de la tercera edad que se gana la vida de manera informal, cantándole a la vida, al amor y a las mujeres que encuentra en la vía. Como si de un jovenzuelo enamorado se tratase.

En un primer momento, nos sorprendió su técnica vocal, la cual no debe de envidiarle nada a ninguno de los proclamados vallenateros de la escena popular. Su manejo vocal y su habilidad para tocar la armónica, recibida por parte de un amigo de Chile, llaman la atención de todo aquel que lo ve desde sus casas, oficinas o en su andar.

Por todo lo anterior, decidimos conocerlo un poco más en profundidad, y conocer sobre su incursión en la música y las razones por las que labora en la precariedad de la calle.

El hombre se identificó como Manuel Martínez, de 62 años de edad y admitió ser de La Guajira, más concretamente de Paraguaipoa, frontera con Venezuela.

Sobre su incursión en la música nos comentó lo siguiente: “llevo toda la vida cantando, así es que me he ganado la vida. Pues desde que mi padre se murió me tocó guerrearla por mi cuenta para mantener a mi madre y mis hermanos desde pelao y la música fue ese milagro con el cual pude salir adelante, quizá no de la manera en la que hubiera querido, pero agradezco a papá Dios por permitirme poder seguir viviendo de lo que amo”.

Además, nos comentó que con “lo poco, lo mucho o lo nada” que recibe diariamente, puede pagar una habitación en el barrio Mateo Gómez, en donde reside actualmente.

Finalizó invitando a todos aquellos que estén interesados en un cantante para “bautizos, bodas, eventos en casas fincas, etc…”, lo contacten a su número personal: 321-782-6422, pues considera que ésta sí sería “una ayuda digna en el que pueda sacarle provecho a mi talento, pues mendigo, no soy…”.

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