Los trabajadores colombianos ahora van a su puesto de trabajo una hora menos a la semana. La jornada laboral legal era de 48 horas, pero a partir de este domingo 15 de julio empezó a regir la Ley 2101 del 2021, por la cual se redujo a 47.
La ley, que fue liderada por el exsenador del Centro Democrático Álvaro Uribe, determina que la jornada laboral se reducirá de manera gradual año a año hasta llegar a tener 42 horas a la semana en el 2026: en este 2023 se trabajarán 47 horas, en el 2024 se bajará a 46, en el 2025 se llegará a 44 y en el 2026 a las 42.
Países de la región como Ecuador ya tienen establecida una jornada de 40 horas a la semana y, por ejemplo, en Chile se aprobó hace unos meses un proyecto para reducir la jornada de 45 a 40 horas semanales. Además, otros como México están analizando bajarlas de 48 a 40.
Esta medida busca aumentar la calidad de vida de los trabajadores al tiempo que se gana en rendimiento laboral. “Exceder la capacidad física puede acarrear grandes consecuencias como estrés, ansiedad, agresividad e inclusive sufrir de fatiga mental y agotamiento físico, lo que los puede llevar a cometer errores y sufrir accidentes laborales”, señala Sandra Patricia Hernández, docente del Politécnico Grancolombiano.
Posibles sanciones
Con esta ley, los derechos se garantizan para todo tipo de trabajador, es decir, que no se les podrá reducir el salario y se les tendrá que pagar las horas extras correspondientes. De lo contrario, las empresas se verán expuestas a sanciones.
“Toda empresa que no cumpla puede ser objeto de sanciones por parte del Ministerio del Trabajo. El trabajador puede acudir a la justicia ordinaria laboral en caso de que el empleador no esté reconociendo los recargos suplementarios según la nueva jornada máxima. Asimismo, en caso de un accidente o enfermedad profesional en donde el agotamiento del trabajador sea un factor determinante, el empleador podría ser responsable por los daños ocasionados al trabajador mediante acciones de culpa patronal”, dice Catalina Santos, socia del equipo laboral de Brigard Urrutia.
Los empleadores y trabajadores se tendrán que poner de acuerdo para distribuir las horas entre 5 y 6 días a la semana, con un día de descanso garantizado. Además, el empleador no podrá programar dos turnos en el mismo día, excepto por aquellos trabajadores de dirección, confianza y manejo.
Eso sí, la ley contempla una serie de excepciones. Por ejemplo, para las labores que sean especialmente peligrosas o en los adolescentes. En este último punto dice que todos aquellos autorizados a trabajar entre los 15 a 17 años solo podrán tener una jornada diurna máxima de seis horas diarias y de 30 horas a la semana hasta las 6:00 de la tarde. Entre tanto, los mayores de 17 años solo podrán laborar en una jornada de 8 horas diarias y 40 horas a la semana hasta las 8:00 de la noche.
Aumentan los costos
Al reducir una hora, las empresas podrían sentir un impacto económico pues deberán pagar los recargos por trabajo suplementario a partir del momento en el que se supere la nueva jornada máxima o incluso si se requiere contratar a más trabajadores para poder suplir las necesidades.
Por ello, esta norma tuvo desde el principio el rechazo del sector privado. Según le dijo a EL TIEMPO Jaime Alberto Cabal, presidente del gremio de los comerciantes Fenalco, el costo de la nómina podría elevarse en un 2 por ciento y cuando la jornada llegue a las 42 horas, en un 6 por ciento mensual.
“Se convierte en una hora extra para las empresas que necesitan los servicios. Al mes cada trabajador le va a costar a la compañía 4 horas con el recargo del 25 por ciento. Eso quiere decir que el incremento sobre la nómina podría llegar hasta un 2 por ciento, dependiendo si la hora es diurna o nocturna”, explicó.
Para Bruce Mac Master, presidente de la Andi, las compañías han ido organizándose desde que se aprobó la ley y aunque dice que no sabe cuál será el impacto concreto asegura que los más perjudicados serán los empresarios del comercio, los restaurantes, algunas actividades como los hospitales y los call centers, entre otros.
En los últimos meses, los empresarios han criticado que la reducción de la jornada se sumaba a los cambios que contemplaba la reforma laboral. Sin embargo, esta se hundió finalmente en el Congreso el último día de la primera legislatura.
En el proyecto se buscaba que la jornada nocturna empezara a la 7 de la tarde y no a las 9 de la noche, como sucede actualmente, o que se impusiera un recargo dominical del 100 por ciento en vez del 75 por ciento de hoy.