Zenu Digital

Opinión

En sus humildes opiniones

La delgada línea entre opinar y destruir

Por Elvis Guerra

En estos nuevos tiempos, en los que obligatoriamente —sí o sí— nos toca asimilar para lograr la subsistencia, no solo económica sino, por decir lo menos, la más peligrosa de todas: la social, nos encontramos ante un fenómeno creciente que, al mismo tiempo, deteriora la convivencia. Me refiero a algo que debería fortalecerla: la opinión.

Qué difícil se ha vuelto expresarla (lo digo con conocimiento de causa).

Hoy quiero referirme, en particular, a quienes, por su oficio o visibilidad pública, se convierten en referentes mundiales.

En esa lista entran cantantes, futbolistas, actores, pintores y, por supuesto, la más reciente de las profesiones: los influencers, o mejor dicho, “generadores de contenido sin contenido”.

En un país como Colombia, donde históricamente se nos ha dividido bajo el pretexto de que las ideas o políticas de un sector son mejores que las de otro, se hace cada vez más difícil separar la admiración por un artista o figura pública del contenido de sus opiniones.

Parecemos olvidar que ellos también son ciudadanos, con obligaciones y responsabilidades más allá de lo bien o mal que nos hayan hecho quedar ante el mundo. Son seres humanos llenos de sentimientos y, aunque parezca increíble, también de necesidades —así sean de afecto—, pero necesidades al fin y al cabo.

Esta semana, por cuenta de un comentario de un humorista —a mi juicio, desafortunado (es mi opinión)—, se desató una tormenta digital.

Dijo textualmente:

¿Qué tendría de malo destripar a la izquierda y que no exista más?”

A partir de ahí se generaron todo tipo de improperios, reproches, ofensas y hasta amenazas. Un hecho lamentable y vergonzoso, que no aporta en nada a la construcción de lo que decimos querer fortalecer: la democracia.

El problema de las opiniones hoy radica, principalmente, en de dónde vienen y cómo se expresan. No es lo mismo una opinión de Margarita Rosa de Francisco, Adriana Lucía, Marbelle, Julián Román o La Liendra, que la de alguien sin tanta visibilidad.

Hay que tener presente que los fans y seguidores, en muchas ocasiones, no defienden las ideas, sino a quien las emite.

Eso provoca lo que en nuestra sociedad ya es paisaje: la confrontación cargada de injuria, calumnia, ofensa, maldad y un profundo deseo de aniquilar al otro.

Estamos ad portas de una contienda decisiva para el país. O empezamos a respetar las opiniones y a reflexionar sobre cómo las expresamos, o no quedará otro camino que extirparnos los unos a los otros.

Noticias Relacionadas

Mira también
Cerrar