Estados Unidos declara terrorista al Cartel de los Soles y aumenta la tensión sobre Venezuela

Por: Jairo Aníbal Doria
El gobierno de Estados Unidos incluyó este lunes al llamado Cartel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas extranjeras, una medida que amplía el alcance legal para investigar, sancionar y congelar los bienes de personas vinculadas con esa estructura criminal.

Según el Departamento de Estado, la red opera desde hace más de una década dentro de las fuerzas armadas venezolanas y participa activamente en el tráfico de cocaína hacia el Caribe y Norteamérica.
La decisión, que involucra directamente a Nicolás Maduro y a varios altos mandos del régimen, llega en un momento de fragilidad económica y política para Venezuela.
El gobierno de Caracas calificó la medida como una “patraña” y acusó a Washington de buscar un pretexto para justificar acciones de presión e intervención.
En Colombia, el anuncio no pasó inadvertido.
Desde septiembre, el Senado de la República había aprobado una proposición que reconocía al Cartel de los Soles como una amenaza para la seguridad nacional.
Expertos consultados por Zenú Radio advierten que la declaración estadounidense podría influir en la cooperación binacional y en los controles sobre las rutas de contrabando y narcotráfico que atraviesan la frontera oriental.
Más allá de la geopolítica, la noticia tiene implicaciones sociales profundas. En los municipios fronterizos, miles de familias dependen de economías informales que hoy se verán más vigiladas y restringidas.

La ausencia de alternativas productivas podría agravar la vulnerabilidad de comunidades que ya conviven con la pobreza, el desplazamiento y la violencia de grupos armados.
Cuando el Estado solo aparece con uniformes, la gente sigue buscando refugio en la ilegalidad”, señaló un investigador consultado.
Organizaciones civiles y analistas coinciden en que el combate al narcotráfico no puede reducirse a operaciones militares. Insisten en que los gobiernos deben invertir en desarrollo rural, educación y empleo digno para ofrecer salidas sostenibles a quienes viven en medio de las rutas ilegales.
Para Colombia, el reto no será únicamente reforzar los controles, sino sostener una mirada integral: seguridad con justicia social, diplomacia con equilibrio y desarrollo con presencia estatal real en los territorios más frágiles.



