Una llamada breve y sin resultados, pero de gran valor simbólico

Por: Jairo Aníbal Doria
Nicolás Maduro confirmó que habló por teléfono con Donald Trump.
No dijo el día exacto, ni el motivo de la llamada, ni cuánto duró. Apenas se limitó a contar que el tono fue respetuoso, incluso cordial.
En otros tiempos, esa frase habría parecido un detalle menor; hoy, en medio de una tensión que lleva meses y de un Caribe militarizado, es una noticia en sí misma.

La llamada, según versiones diplomáticas difundidas por Reuters y El País, habría ocurrido el 21 de noviembre.
Algunas fuentes sostienen que durante la conversación se insinuó una salida negociada del poder por parte de Maduro, a cambio de una amnistía total, el levantamiento de sanciones económicas y el archivo de procesos judiciales en la Corte Penal Internacional.
La Casa Blanca no ha confirmado esos términos, y el gobierno venezolano tampoco ha querido precisarlos. Lo único cierto es que el diálogo existió. Y eso, en la actual coyuntura, ya implica algo.
Maduro, fiel a su retórica de resistencia, aprovechó una intervención televisada para insistir en que Venezuela “nunca elegirá la guerra” y que “si se abren caminos de respeto entre Estados, siempre será bienvenida la diplomacia”.



La declaración llega en medio de un ambiente cargado: desde hace semanas, Estados Unidos mantiene en el mar Caribe el portaaviones USS Gerald R. Ford, uno de los más poderosos del mundo, como parte de lo que denomina una operación antidrogas.
Caracas, sin embargo, lo interpreta como una provocación militar y un mensaje directo al Palacio de Miraflores.
Mientras los discursos cruzan el océano, Venezuela se aísla más.
Por lo menos, siete aerolíneas internacionales han suspendido sus vuelos hacia Caracas por advertencias de la Autoridad Federal de Aviación de Estados Unidos sobre interferencias en las comunicaciones.
Copa Airlines, una de las pocas que seguía operando, detuvo temporalmente sus vuelos hoy 4 y mañana 5 de diciembre, luego de reportar señales erráticas en las rutas de aproximación.
Por su parte Wingo, hizo similar anuncio pero hasta el día 12 de diciembre.

Las autoridades venezolanas dieron un plazo de 48 horas para restablecer operaciones, pero varias compañías ya perdieron sus licencias y seguramente, pasará igual con la aerolínea panameña.
En ese contexto, el líder opositor Leopoldo López, exiliado en España tras años de prisión y arresto domiciliario, valoró la llamada como un posible punto de encuentro, aunque sin exceso de optimismo.
Hemos agotado todas las vías —electorales, diplomáticas, incluso las de negociación— y seguimos esperando una transición que no llega”, dijo en entrevista a CNN.
Recordó que nueve de cada diez venezolanos desean un cambio y que la presión internacional sigue siendo uno de los pocos resortes políticos capaces de modificar la realidad.

Su voz, como la de millones de venezolanos que viven fuera del país, es también la de un exilio que se ha vuelto rutina.
Más de diez millones de ciudadanos —casi una tercera parte de la población— viven hoy fuera de sus fronteras, llevando consigo la carga de una crisis prolongada y la esperanza, ya cansada, de que algún día sea posible regresar.
La conversación entre Trump y Maduro, aunque breve y sin resultados visibles, tiene gran valor simbólico.
Ningún gobierno parece dispuesto a ceder, pero ambos saben que la guerra, no sería la mejor opción.




