El patrimonio cultural e inmaterial en las festividades de la ganadería
Premios Bonche de Oro, vitrina e intercambio cultural
Por: Mario Sánchez Arteaga
La mañana estaba fresca, revestida de calor intempestivo, que con ganas de acentuarse como es de costumbre en la ciudad de las golondrinas, no aguó la fiesta colorida que precipitaba un encuentro intercultural en el Centro de Convenciones.
El recinto fue recibiendo desmenuzadamente a más de 700 personas pertenecientes a grupos dancísticos y musicales de los 30 municipios del departamento de Córdoba. A las 9.00 am estaban todos aglomerados esperando con anhelo mostrar los bailes de la región que representaban, uno que otro acorde resonaba mientras afinaban instrumentos de vientos.
El sonido de tambores templados, maracas, gaitas se mezclaban en medio del bullicio de comentarios. Algunos grupos provenían de corregimientos, zonas extremadamente apartadas, nunca se habían presentado fuera de su localidad. Muchos dejaron entreverse con las piernas y manos temblorosas de la emoción.
Había llegado el gran día del tan anunciado “Primer Festival Córdoba Danza y Canta sus Tradiciones”, Premios Bonche de Oro. Un evento cultural en el marco de la Feria Nacional de la Ganadería. El escenario estaba decorado y ambientado en la magnitud de un evento grandes ligas, majestuoso todo ese colorido de elementos representativos de nuestra cultura vernácula y ancestral, la gastronomía, la música, la tradición oral, se evidenciaban en cada rincón. Una tarima y sonido de suma profesionalidad, transmisión en vivo por el canal regional Telecaribe…la cultura a otro nivel. Y bien merecido, era un vitrinazo para que desde el más humilde hasta el más estudiado de los hacedores de estos artes y saberes mostraran todo ese potencial artístico que emana de ellos.
El primer día fue dedicado a danza y grupos musicales en la categoría infantil, y el segundo día participaron jóvenes y adultos. Los niños dejaron apreciar todo ese derroche de talento que bien cultivado con bases sólidas en sus semilleros los pueden llevar a contextos más competitivos.
Fue un intercambio cultural, los mismos miembros de los grupos de danzas y grupos musicales folclóricos lograron conocer manifestaciones culturales de nuestro departamento que no habían visto. La asistencia fue masiva por parte del público observador amante de la cultura que no quedó silla ni rincón en el lugar para acomodarse a ver semejante espectáculo. Un jurado de lujo tanto en danza como en música: Juan Carlos Coronel, Francisco Zamaqué, Yeison Landero, Edelmira Massa Zapata, Valeria Abuchaibe y Rosana Lignarolo. En realidad, era meritorio traer a personas de esta casta y trayectoria, porque calidad artística fue lo que presenciamos en la puesta en escena de nuestros artistas.
No evidenciamos más que toda esa riqueza cultural y diversa de nuestro departamento cordobés, toda esa herencia ancestral heredada de la cuatrietniaque colonizó nuestros territorios, los españoles, los negros africanos, los indios y el aporte árabe que finalizando el siglo XIX cruzando el océano entraron por el río y dejaron sus costumbres entre las ya establecidas.
Los Bonche de Oro dejaron la vara muy alta, estoy seguro que ni el mismo gobernador y la gestora social se imaginaron el impacto cultural que este evento podría generar. Aplausos de pie para el Gobernador de Córdoba, la gestora y la Secretaría de Cultura. Aparte de la calidad artística, la organización, la logística, el jurado, lo mejor de todo fue la atención de primer nivel a los hacedores de arte, ¡se lo merecen! Todos fueron ganadores.
Este patrimonio cultural inmaterial, patrimonio intangible que enriquece el espíritu de las sociedades, esa cultura que se aprende y se trasmite de generación en generación, debe fortalecerse. El Festival Córdoba Danza y Canta sus Tradiciones también se convirtió en un instrumento para medir las falencias y fortalezas en estas 2 manifestaciones en los 30 municipios. Unos necesitan mucha infraestructura y trabajo pedagógico para mejorar sus saberes, otros ese mismo respaldo para seguir perfeccionando los talentos.
No podemos seguir quedándonos en la retórica del “Tenemos una riqueza cultural enorme” y no hacemos nada para generar capital y desarrollo a través de ella. El patrimonio Intangible e inmaterial también es fundamental para el fortalecimiento del “turismo cultural”, no todo es infraestructura hotelera, monumentos, playa brisa y mar, no. Córdoba debe mirar con mucha atención ese patrimonio que le pertenece para convertirse en potencia en esta área, y sí, es cierto que Córdoba lo tiene todo, pero hay que ser más agresivos en la ejecución de políticas e iniciativas que de esa triada exitosa academia, estado y empresa privada, se logre robustecer el “turismo cultural”.
La Semana Santa de Ciénaga de Oro y el Trenzado Zenú en caña flecha de San Andrés de Sotavento, son Patrimonio Cultural Inmaterial de Colombia. La declaratoria fortalece y promueve acciones para salvaguardar estas manifestaciones culturales. Igualmente, el municipio de Lorica hace más de 20 años obtuvo la declaratoria como “Pueblo Patrimonio” debido a la riqueza arquitectónica de su centro histórico. Estas declaratorias no son de un día para otro, es un proceso que debe llevar el acompañamiento del Ministerio de Cultura, pero también mucha disposición de los gobiernos locales, incluye inversión económica.
Las declaratorias de alcaldías, concejos, asambleas, gobernaciones y del congreso; no sirven para un pepino. Son decretos que pueden darle prestigio a la festividad en mención, un titular de 2 días en los medios de comunicación y los aplausos para el político que lo gestionó, pero honestamente y con el respeto y permiso de quienes lo han hecho, eso queda en un pergamino y no influye en nada que fortalezca el evento o actividad cultural.
El único ente gubernamental autorizado institucionalmente para emitir declaratorias al patrimonio cultural material e inmaterial del estado colombiano, es el Ministerio de las Culturas y los Saberes, a través de su dirección de patrimonio. Los municipios pueden buscar asesorías mediante las Secretarias de Cultura Departamental, para que lleven el canal idóneo en aras de las declaratorias que generan recursos económicos y salvaguarden verdaderamente el patrimonio.
Los Premios Bonche de Oro se llevaron a cabo en 2 días, la verdad, nadie quería que se acabarán. No había cansancio, no le dolían las manos a los músicos y los cuerpos de los danzantes se movían por la inercia que el arte les hace correr por sus venas. Bullerengues, porros, cumbias, fandangos, cantos de décima, y música ancestral de los afrouresanos; les dieron tonadas sinuosas a las festividades de la ganadería.
Este solo fue el primero, se espera que sea un evento que se institucionalice, con la finalidad de contribuir y fortalecer el patrimonio cultural inmaterial de los cordobeses.
Buen viento, buena mar…