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Desinfectar zapatos y otros protocolos que no sirven contra covid-19

Aunque se han usado insistentemente, carecen de evidencia y pueden distraer de lo que sí funciona.

Tras 11 meses desde que llegó el coronavirus a Colombia y más de un año de hablar insistentemente sobre su dinámica y su transmisión, algunas medidas que se creían válidas para contenerlo han dejado de tener consistencia científica, pero se siguen usando por doquier.

Y si bien muchas pueden ser inocuas, hay otras que generan incomodidad y riesgo, además de desperdicio de recursos. E incluso, tal como dijeron expertos, se deslizan hacia percepciones de falsa seguridad o son distractores frente a medidas que sí son efectivas.

Toma de temperatura
La evolución de la pandemia y los hallazgos desde el plano epidemiológico han demostrado, por ejemplo, que la toma de temperatura en lugares públicos es una medida poco efectiva.

Según el infectólogo Carlos Álvarez, esta toma de temperatura no permite identificar con certeza señales de infección por covid-19 porque muchos portadores del virus son asintomáticos. Y en otros casos, el proceso no se registra con criterios técnicos ni por personal capacitado y tampoco hay claridad sobre la calibración del instrumento.

A la fecha, en el país no hay registro sobre casos hallados a partir de la aplicación de esta medida, por lo que Álvarez sostiene que no aporta mayor cosa.

Tapetes desinfectantes
Hace un año, en medio del temor por el virus, también surgieron los tapetes desinfectantes y la limpieza de zapatos. Sin embargo, según el infectólogo Carlos Pérez, no hay razón para pensar que la contaminación del calzado sea fundamental en la transmisión viral. De hecho, expone que se ha demostrado que es poco probable que el virus sobreviva por largos periodos en el suelo.

Álvarez, por su parte, llama la atención en que muchas personas dedican más tiempo a la limpieza de calzado que al lavado de manos, una medida que sí elimina efectivamente el virus, según se ha probado.

Y en ese sentido insiste en que la limpieza profunda de manos con agua y jabón sí sirve.

Aspersión de químicos
En la onda que surgió de querer desinfectar todo, también se volvió costumbre rociar químicos o alcohol sobre la ropa y, peor aún, sobre las personas, bien a través de aparatos de aspersión, atomizadores manuales o con cabinas.

El Ministerio de Salud desestimó esta última práctica hace muchos meses y alertó que podría, por el contrario, prestarse para afectaciones en la salud porque los químicos usados no han sido aprobados para utilizar en humanos.

Sobre la desinfección en ropa, el infectólogo Álvarez aseguró que podría aplicarse exclusivamente en sitios donde exista alta concentración viral (hospitales y conglomerados), bajo medidas muy rigurosas de vigilancia, pero no para el uso cotidiano.

Desinfección de llantas y vías
Los hombres con trajes que parecen espaciales y que ‘fumigan’ llantas de carros a las entradas de parqueaderos, edificios públicos e incluso edificios residenciales tampoco tienen ninguna utilidad, según coinciden Álvarez y Pérez.

Recuerdan que los mecanismos de transmisión viral ya están muy bien definidos y no se afectan con la aplicación de estas medidas, como tampoco con desinfección masiva de calles o pisos enteros.

Ropa antifluidos
Otra imagen popular de la pandemia son personas en la calle cubiertas de pies a cabeza con trajes antifluidos. Lo cierto es que el uso de este tipo de vestimenta no tiene utilidad definitiva contra el virus.

Lo que sí es cierto es que este tipo de vestimenta es necesaria en áreas hospitalarias o donde haya alta concentración del coronavirus bajo protocolos específicos de manejo, recambio y disposición final, asevera Pedro Cifuentes, experto en salud pública. “Para manejar pacientes infectados, esta ropa resulta indispensable, pero se debe tirar tan pronto termine la actividad”, afirma.

Lo que sí sirve
Carlos Pérez sostiene que en este tiempo sí se ha comprobado que ventilar bien los espacios cerrados es una medida muy efectiva. “Abrir una ventana o una puerta en un espacio cerrado puede actuar contra el virus de una mejor manera que todas las otras, que parecen más teatro. La ventilación es una medida cardinal en el control de la dispersión viral”, asegura.

A su vez, Carlos Álvarez insiste en que estudios rigurosos han demostrado que el uso universal y adecuado de tapabocas eficientes disminuye la transmisión del virus en un porcentaje muy elevado.

De hecho, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) acaban de actualizar sus guías y recomiendan tapabocas de varias capas bien ajustados, y en caso de que no sea posible dejan claro que dos mascarillas (una quirúrgica y encima otra de tela) resulta útil, pero de ninguna manera se recomienda de manera general doble tapabocas.

A eso se suman otras medidas efectivas como el lavado permanente de manos con agua y jabón, distancia física de mínimo metro y medio en todas las actividades de la vida cotidiana, reducir las reuniones con personas con las que no se cohabite, y en caso de tener que compartir con otros el mismo espacio, esto debe hacerse por periodos corto y tapabocas.

Frente a la desinfección de superficies, Álvarez recomienda que se haga de manera rigurosa cuando se sospeche que infectados o sospechosos entraron en contacto con ellas. Frente a domicilios que se reciben, los expertos siguen recomendando su limpieza.

Por último, Pérez llama la atención que ante el conocimiento del virus y la dinámica de la enfermedad que causa es importante revisar los llamados protocolos de bioseguridad porque algunos de ellos ya son obsoletos e inefectivos y llevan a una falsa sensación de seguridad.

Fuente: el tiempo

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