Me encontraba en el municipio de Cereté en una llantería, mientras el llantero hacía su trabajo, hablaba por celular sobre la situación del país.
Al terminar la llamada se me acerca un joven y me dice: “A usted lo escucho hablar de Uribe, dígame algo diferente al cuentico de la seguridad democrática, el castro-chavismo, Petro y Cepeda guerrillero, ese es el mismo cuento de siempre”.
Tomé mi celular y le dije acércate, le mostré conversaciones con Uribe, siempre le solicitaba ayuda para solucionar problemas que aquejaban al ciudadano del común, en menos de 15 minutos obtenía una respuesta y en poco tiempo llegaba la solución.
Le dije, te quiero comentar algo; cuando fui concejal en Puerto Escondido, él estaba en su segundo mandato, conocí en un congreso en Cartagena al doctor Félix Alfázar González Mira, quien fungía como Alto Consejero Presidencial para los Municipios y Regiones, por hacer visible mi gestión como concejal utilice ese conducto donde encontré mucho eco.
Alfázar le cuenta a Uribe que había conocido un “pelao” muy avispado de Puerto Escondido en gestión de gobierno.
A finales de 2008, el doctor Alfázar me da el número personal del Presidente y me dice: “vea este es el contacto del Presidente Uribe para que lo salude, lo quiere conocer”.
Me sorprendí que a una persona de provincia, el Presidente Uribe estuviera interesado en conocerlo.
Después el doctor Juan Carlos Caiza, un hombre muy capaz, hoy embajador de Colombia en Corea, me ayudó a gestionar proyectos para Puerto Escondido como: 114 viviendas con Fonvivienda y Findeter cuando el Director era el Luis Guillermo Jaramillo.
También, mega colegios, vías, dotación escolar y de biblioteca. Le mandaba un mensajito a Uribe y a cualquier hora me estaban llamando para tener respuesta.
Recuerdo a la Dra. María Isabel Nieto, viceministra del Interior, me decía: “usted con quién habla que nos pone a correr a todos en el Ministerio” y sabe qué es lo lindo de esto, que nunca, pero nunca, tuve que dar una moneda para que me aprobaran un proyecto.
Recuerdo una madrugada, me llamó el Dr. Juan Carlos Caiza para atenderme en Presidencia por instrucción de Uribe, él tenía una agenda súper ocupada con alcaldes de Santander, me sentó a su lado y me presentó muchos Ministros que estaban presente para que llevara obras a mi región.
De pronto me tomó de la mano y me dijo, venga conmigo que el Presidente lo quiere conocer, subimos a su despacho en ese momento nos detuvimos al llegar, estaba despidiendo a los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia.
Estaba convaleciente con un par de muletas por haberse caído de un caballo, nos sentamos en su despacho por más de 40 minutos y sólo me contaba cómo buscar alternativa para mejorar este País.
Recuerdo que ese día llamó al Director de Invías y le dio instrucciones para que las máquinas estuvieran trabajando en la vía Troncal-Puerto Escondido que hacía parte del Plan 2500, obra que estaba contratada y de la cual no habían comenzado los trabajos, efectivamente el Director cumplió.
Cómo no defender a Uribe si siempre me tendió las manos para ayudar a la gente, preocupado por lo que pasaba en todo el país, un hombre frentero y con carácter para gobernar, Napoleón Bonaparte decía: “muéstrame un niño con carácter y te muestro un futuro líder”.
Nunca tuve que pagarle a nadie para que me sacara un proyecto, esto me permitió obtener el reconocimiento del Mejor Concejal de la región.
Recuerdo como en un consejo comunal en el municipio de Moñitos reconoció públicamente mi gestión. A la semana siguiente estaba Germán Vargas Lleras visitándome y felicitándome en Puerto Escondido.
Cómo no ser Uribista si a un “pelao” como yo, del campo, le dio la importancia y gran parte de lo que soy se lo agradezco a él.
Pero, en el Gobierno siguiente me sentaba en el Centro Internacional Tequendama y la gente hacía fila ofreciéndote proyectos, pero tenías que entregar la plata adelante o un grupo de congresista ofreciéndote los mal llamados cupos indicativos, cobrando porcentajes que oscilaban entre el 10 y 20%; vendiéndote el desarrollo y la prosperidad.
La inversión social se convirtió en un negocio de oferta y demanda, los proyectos no los aprueban si tú no das dinero adelantado, quedando el desarrollo en las manos de la mermelada y de la corrupción y los pueblos rezagados en el olvido.
Entonces, mi querido amigo, no es el ‘cuentico’ de la seguridad democrática, si Uribe me prestaba atención a mí que no era nadie, te puedes imaginar a los que eran más importantes en cargos y visibilidad social, el joven me dio la mano y dijo: ¡Soy Uribista!
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