Transformaciones y cambios
He oído decir muchas veces, sobre todo en el interior del país, que en la Región Caribe no avanzamos teniendo de sobra todo para hacerlo, porque damos un paso hacia adelante y dos hacia atrás, y que lo cual alude a un problema histórico que perciben como la discontinuidad en sus políticas públicas y debido a cambios pendulares que no estructurales; aspectos que en su decir, no precisamente se dan, crean o generan por los cambios de bandería política en el ejercicio del poder, sino por cuanto la mayoría de la veces no actuamos con unidad de criterio para los asuntos de envergadura, sino para lo baladí y lo que es peor, lo que apenas vanidad ofrece y encarna.
No apuntamos a estructurar y menos alcanzar unidad de propósitos, generar cambios, impulsarnos a escenarios de vanguardia, fomentar esencialidades, conducirnos mejor, saber lo que bien queremos, darle adecuado rumbo, establecer continuidad de metas, no echar por tierra lo gestionado, lo que nos pone en la sempiterna condición de un siempre volver a empezar, por cuanto no respetamos las rutas programáticas acerca de los temas en los que públicamente se han puesto de acuerdo el estamento político en su conjunto y la sociedad.
Es posible, o mejor, probable, que ello pueda explicar nuestra inmadurez como región lo que nos ha generado recurrentes frustraciones como unidad territorial que ha equivocado su superior desarrollo, teniéndolo todo para alcanzarlos y optar solo por lo urgente, que no por lo real y verdaderamente importante para todos, lo que debe acometerse con rigor, toda vez que es imposible lograr resultados distintos si tropezamos cada siempre con la misma piedra o caemos en el mismo hueco.
¿Será que no seremos capaces de una vez y para siempre construir un modelo que trascienda la politiquería, reafirmemos nuestro compromiso con la región y consignemos la importancia que tenemos para el contexto nacional, especialmente en un momento de crisis como el que estamos padeciendo?
Conscientes tenemos que ser respecto de la evolución que queremos, adónde queremos llegar, qué decisiones tomar para evitar atrasos aún mayores.
No podemos seguir evidenciando fragilidades y tener capacidad de respuesta frente a todo lo que nos incumbe como conjunto territorial que podemos potenciarnos con gran dimensión y magnitud, pero muy especialmente con la posibilidad de potenciarnos como región de vanguardia en capacidad de superar sus índices y darnos cuenta que no podemos ni tenemos porque depender de los demás sino de nosotros mismos, lo debe ser nuestra obligación, tarea y propósito tanto ineludible como irrenunciable, en la certeza que más allá de los gobiernos de turno la continuidad de las políticas públicas que nos vinculan al desarrollo, debemos acogerlas con el mismo ímpetu con el que debemos cambiar y trasformar todo aquello que pueda dividirnos y alejarnos de lo que realmente nos es importante como unidad territorial. Adelante Región Caribe.
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