Cualquier persona que se encuentre frente a la máquina de escribir, entiéndase hoy computador, puede llegar a sufrirlo, existen muchas causas como la falta de concentración, de interés, de temas puntuales, pero pasa como con las brujas, “de que existen, existen”.
Esa debilidad no es propia de escritores, me refiero de manera genérica, a los abogados nos pasa a menudo que estamos ante “el papel en blanco” tratando de estructurar un alegato y no empezamos a escribir tan profusamente como desearíamos y eso que tenemos un tema definido y una ruta clara en los conceptos jurídicos establecidos.
La sicóloga Laila Oliva lo describe de manera certera y objetiva como: “El Síndrome de la hoja en blanco refiere un malestar significativo (ansiedad) en relación al proceso de creación escrita. Dicho de otra manera, es sentirse sin ideas o bloqueado ante un documento en blanco que tiene que ser rellenado con un texto producido por uno mismo. Esta situación genera malestar significativo, ansiedad y estrés. A nivel fisiológico, el estrés activa el sistema límbico del cerebro, limitando la función efectiva del córtex cerebral. Con esta limitación del córtex cerebral es muy difícil conseguir escribir algo con creatividad”.
Indudablemente no me considero un escritor, sino un aficionado interesado en escribir algunas reflexiones propias dada mi formación y herencia de mi abuelo y padre.
Considero interesante que esta reflexión en particular se encamine a un problema que ocurre muchas veces en todas las disciplinas del saber, pienso que no se trata de tener la mente en blanco sino la incapacidad momentánea de escribir un tema especifico dada las circunstancias que eventualmente sucede.
Los psicólogos y psiquiatras pueden tener un concepto profesional sobre el tema sin que se trate como una enfermedad mental.
Escribir estas reflexiones indica que precisamente no estoy relacionado con el tema, por cuanto, al referirme y escribir sobre ello, hace que no exista. Es interesante que ¿alguien que tenga ese síndrome escriba sobre el? ¡Sería un contrasentido!
Por otra parte, Gabriel García Márquez, refiriéndose a este tema comentó: “Me aterrorizaba cada mañana, sí, hasta el día que leí la entrevista de Hemingway. Él dice que hay que empezar, seguir, hasta que hay un momento que los románticos llaman inspiración… llámalo como quieras, pero hay un momento que es verdaderamente sublime, que es cuando uno se da cuenta de que las cosas salen solas, como si estuvieras contándotelas al oído, como si lo estuviera escribiendo otro…”.
Lo anterior indica que con una dosis de paciencia se puede avanzar en la escritura de diferentes situaciones por cuanto existen en el entorno múltiples motivos para una narrativa.
Poder expresar en un papel el pensamiento y deducciones lógicas de una situación en particular es el mérito del escritor que conlleva posteriormente al deleite de sus lectores o a la malquerencia de otros.
Nunca el contenido de un escrito es receptivo al público y es entendible ante la libre apreciación subjetiva de las personas.
El escritor “es una persona que utiliza palabras escritas en varios estilos y técnicas para comunicar ideas”, sólo habría que atreverse sin temor alguno para expresar no sólo los pensamientos sino a enfrentar temas dentro de una narrativa enmarcada por la ética y objetividad que corresponde (es.m.wikipedia.org › wiki › Escritor).
Es indudable que existen diferencia entre ser escritor y ser periodista. Aunque en este último caso aparecen los periodistas de opinión y de investigación. La diferencia radica entre que el primero escribe a manera universal y el segundo de manera particular siempre en un medio escrito.
El síndrome que nos ocupa en esta reflexión se presentaría con más frecuencia en el primero. Tradicionalmente se imagina al escritor frente a su máquina de escribir (hoy sería el ordenador) mirando fijamente a la hoja en blanco que está colocada en el rodillo de la máquina, esperando la inspiración o a su musa mágica para empezar a teclear.
La anterior imagen debe tener como resultado la obtención de escritos profusos que conllevan al clímax literario del escritor en cualquier de sus oficios.
Nota al margen. Felicitaciones a Juan Antonio Arrieta Flórez por el lanzamiento de “Sonidos de pluma”. Sabe conjugar la excelencia como abogado y escritor.
Alios ego vidi ventos; alias prospexi animo procellas – Yo ya he visto otros vientos; y he afrontado otras tempestades: Marco Tulio Cicerón.
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